Editoriales

¿Desdolarizar amigablemente?

"Es más sencillo salir ordenadamente de un recinto cerrado en llamas, que lograr, amigablemente, robarle el dinero a la gente..."

Cuando un candidato propone la idea de que puede desdolarizar amigablemente, lo que está haciendo es “vendiéndole humo” al electorado. Es más sencillo salir ordenadamente de un recinto cerrado en llamas, que lograr, amigablemente, robarle el dinero a la gente reduciendo su capacidad de compra y liquidando los ahorros y depósitos de la noche a la mañana. Hemos sostenido hasta la saciedad que la dolarización no requiere de ninguna protección a través de medidas económicas restrictivas; que se autoregula (pues si no hay dólares, no hay cómo gastarlos); y que la aprobación casi unánime del régimen monetario vigente se debe a que los ecuatorianos creemos que la dolarización es mejor que las recetas venezolanas o argentinas.

Los estragos económicos se cuecen cuando los gobiernos corruptos e incapaces dilapidan los recursos. Mantener niveles de gasto insustentables provoca inflación y desempleo (cuando se tiene moneda propia), y caída de ingresos y de liquidez (cuando se usa la moneda de otro país). La disciplina fiscal es un bien público que se opone al discurso de la promesa fácil o de la redención social a través de la exacción de impuestos para satisfacer el apetito demagógico.