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Conciencia individual y coronavirus

"...el problema no radica en las advertencias ni en su difusión, sino en quienes deben seguirlas, sobre todo en lo que a las aglomeraciones se refiere"

Los primeros días del año, y los últimos del que acabó, están marcados por el aumento del número de contagios de coronavirus en las principales ciudades del país. Las medidas anunciadas por las autoridades antes de la aparición de las vacunas son las debidas, han sido efectivas en otras partes del mundo y se repiten desde que se conoció mejor el comportamiento del patógeno: distanciamiento social, lavarse las manos y usar mascarillas adecuadas. Sin embargo, el problema no radica en las advertencias ni en su difusión, sino en quienes deben seguirlas, sobre todo en lo que a las aglomeraciones se refiere. Y de esta falta no se salva ningún nivel socioeconómico. Se puede buscar una explicación a no respetar el distanciamiento diciendo que va contra la naturaleza gregaria y la necesidad de socialización del ser humano. No obstante, también es propio de nuestra especie el instinto de supervivencia y es este el que debe prevalecer. Un esfuerzo individual por cumplir estas normas no solo puede salvar la propia vida y la de seres queridos, sino también la de más personas de las que es posible imaginar. De hacerlo así, estaría más lejos el riesgo de que la capacidad hospitalaria se desborde y eludiríamos repetir las aún imborrables escenas del dolor que todos vivimos hace apenas unos meses.