Olmedo y Bolívar. Carta de 1822

El próximo año se celebran 200 años de la entrevista de Bolívar y San Martín en Guayaquil. El primero era el jefe del proyecto revolucionario que desde Venezuela organizó la lucha hacia el sur. El argentino comandaba la insurrección militar contra el poder del coloniaje español, desde el sur (Argentina, Chile, Bolivia y Perú). Eran dos caudillos militares que debían encontrarse para expulsar los últimos bastiones del poder político colonial español. La entrevista, concertada para julio de 1822, buscaba coordinar acciones para librar el combate final que se debía dar en el Perú (se dio en 1824).
Sin embargo, en medio de este acontecimiento importante para la emancipación de Hispanoamérica se ha dejado en la sombra este hecho estratégico, político y militar que se dio en ese tiempo. Al momento gobernaba Guayaquil, por mandato popular, José Joaquín de Olmedo, a quien, en condición de tal, por delicadeza, respeto y consideración a Guayaquil y su gobierno legítimo, Bolívar tenía que pedir autorización para desembarcar con 1.500 hombres. No lo hizo. Así desconoció la investidura de Olmedo y se produjo lo que algunos historiadores llaman “la invasión de Bolívar a Guayaquil”.
Esto no consta ni es analizado en los textos de historia patria. Sus relatos han considerado que “es mejor silenciarlo”. Ese día fue desconocido Olmedo por la decisión, nada diplomática y autoritaria de Bolívar. Hay una carta que Olmedo dirige a este el 29 de julio de 1822. Antes Guayaquil fue ocupada ‘manu militari’ y nuestro prócer calumniado por agentes de Bolívar. En la carta el presidente de la Provincia libre de Guayaquil le dice a Bolívar que: “… para ver esta impostura autorizada con el nombre de usted en los papeles públicos, difundidos por todas partes; y, sin embargo, permanecer en este país, o en cualquier otro de América, donde el conocimiento de nuestra honradez y de nuestros puros sentimientos por la patria y por la libertad no desmientan altamente aquella atrocísima calumnia”.
Los guayaquileños deben saber el contenido de esa carta. Ahí consta la prueba de un hecho grave que se ha silenciado y omitido. La verdad histórica dice que esto le sucedió a la ciudad y al prócer Olmedo. Ignorarlo y desconocerlo ya no es posible.