Educación, política y horizonte incierto

Pobre Ecuador de hoy. No es que el pasado era mejor sino que en él hubo políticos que sabían qué hacer con el sistema educativo
Hoy los políticos y partidos viven y actúan al margen de la educación, como proceso, producto y sistema necesario para la sociedad, la ciudadanía y la democracia. No la entienden, desconocen su importancia. No les interesa su destino. Tienen soberbias y prepotentes ignorancias sobre este singular proceso de formación cognoscitiva, humana, ética y moral del ciudadano. Los líderes de ayer: Olmedo, Rocafuerte, Pedro Carbo, Aguirre Abad, García Moreno, el caudillo machetero Alfaro, Leonidas García, José Peralta la conocían, valoraron e impulsaron. Se comprometieron por su condición, situación y perspectiva. Hoy no saben qué es y para qué sirve en las sociedades y su futuro. Estamos atrapados en esas miserias de ignorancia y pobreza política de líderes que dirigen y pretenden gobernarnos. Los líderes políticos no conocen de educación. La izquierda ya no tiene esos grandes maestros: Alfredo Pérez de Guerrero, Jaramillo Pérez, Carlos Cueva Tamariz, Abad Grijalva, Rosa María Torres, etc., para quienes la educación era un medio de cambio. Ellos fueron ilustres y brillantes ministros, maestros de militancia socialista que sabían de teorías, métodos psicopedagógicos y didácticos. Hoy carecen de ese saber. Dan pena y vergüenza. Partidos y gremios (UNE) no tienen integrantes expertos en educación, teorías y métodos psicopedagógicos, etc. que propongan cambios con fundamento. Los dirigentes de ayer no eran tira piedras y quema llantas. Los actuales propusieron suprimir Lógica, Ética, Cívica y rechazaron la escuela básica de 10 grados.
Jaime Roldós quiso cambiarla. Su experiencia como maestro lo orientó. Propuso una reforma educativa, la UNE-MPD la rechazó. Los líderes de ayer sabían de educación. Los actuales ignoran todo. Son gana pan que buscan mejorar sueldos sin ofrecer calidad de trabajo en educación.
Pobre Ecuador de hoy. No es que el pasado era mejor sino que en él hubo políticos que sabían qué hacer con el sistema educativo. Hoy los ministros lotizan la institución, concediendo poder a minorías étnicas belicosas. Coincidimos con Hannah Arendt en que la educación es enseñar a pensar para defender la libertad y mejorar la política. Esta es la tarea de hoy, si no ella se vuelve un coctel explosivo que destruirá al país.