Columnas

Sin red o nada

No pidan las preguntas por anticipado, por favor. Habla mal de ustedes como autoridades y habla mal también de los medios que están dando esas concesiones. Hay muchas caras nuevas en los cargos de responsabilidad. Algunos por designación y otros por elección popular. Y resulta que desde que se han estrenado en las nuevas atribuciones, personas que se dicen preparadas para asumir compromisos y ser representantes del pueblo mandante necesitan revisar las preguntas de la prensa por adelantado.

Hay una especie de norma no escrita que da un plazo de cortesía a las autoridades entrantes para que se ubiquen apropiadamente en la silla antes de empezar a bombardearles con cuestionamientos relacionados con su gestión. ¿Qué podría reprocharse a alguien que lleva un mes o dos al frente? Pero es curioso que el arranque de las responsabilidades venga con esa necesidad de comparecer ante la prensa con red de seguridad. Con filtros. Con las preguntas por adelantado. Como si tuvieran que estudiar sus propias respuestas o medir sus palabras con antelación. Muy impropio de quien tiene en sus manos tareas definitivamente más trascendentes que responder. Finalmente, aquí estamos hablando de palabras, no de apretar el botón rojo de la Casa Blanca o de decidir qué partida presupuestaria será recortada ni de trazar la estrategia económica del país. Todo eso es lo que corresponde a su trabajo. Si no están preparados para contar, defender o exponer ordenadamente a qué dedican su tiempo de gestión, no estarían aparentemente tampoco habilitados para tomar esas decisiones. Ese es el mensaje de trasfondo que queda en las redacciones cuando al solicitar una entrevista, en los albores de una nueva Legislatura y Gobierno, los voceros de las autoridades condicionan el espacio a entregar los interrogantes por adelantado. Incluso más allá, a responder por escrito la entrevista. Si así empezamos, ya vamos mal.

¿Será el nerviosismo de los primeros días? Esperemos. Se supone que nadie se lanza a servir a los ecuatorianos sin tener la convicción de que tienen algo que aportar. Y si lo tienen, ¿cuál es el miedo a contarlo?