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El desmentido, por tanto, va para el Fondo, para quien acaba de enviar 2.000 millones de dólares y quien tiene en lista otra transferencia de $ 2.000 millones más antes de fin de año.

¿A quién quería desmentir ayer el Gobierno con el comunicado sobre la subida del Impuesto al Valor Agregado: a los medios o al Fondo Monetario Internacional? A falta de un oportuno reporte de las autoridades nacionales para informar a los ciudadanos ecuatorianos de lo que se había negociado a puerta cerrada con el prestamista que entregará recursos a cambio de poner orden en las cuentas internas, la prensa del país hizo su trabajo. Ofreció a los contribuyentes, a los votantes o a los mandantes -elija el rol que más le guste- los detalles de lo abordado en esas conversaciones de las que nada se ha transparentado.

Los contribuyentes pagan impuestos, pero los ministros negocian en su nombre y comprometen los recursos sin sentirse obligados a socializar las medidas que vendrán aparejadas. Solo una vez definidas las condiciones y realizada la primera transferencia de dinero, el FMI publicó en su página web el reporte con el estado de situación de Ecuador y el horizonte apalabrado. Tres puntos de IVA y un recorte al gasto público constan en la documentación, sin que el Gobierno haya salido aún a informar. Lo que hizo un día después, ¿era para informar o desinformar? Sin mayores explicaciones, desmarcándose de lo que recoge el FMI en sus documentos y tratando de dejar un poso de duda sobre la labor periodística, un comunicado sin firma de funcionario alguno se titula: ‘No hay incremento de impuestos’.

No. No lo hay. No, ahora. Lo que ha dado a conocer el FMI -no el Gobierno nacional- es que será el próximo presidente de Ecuador el que deba pasar la reforma para lograr ingresos adicionales. El desmentido, por tanto, va para el Fondo, para quien acaba de enviar 2.000 millones de dólares y quien tiene en lista otra transferencia de $ 2.000 millones más antes de fin de año. Feo gesto.

Las alabanzas que ha recibido el ministro saliente de colegas y analistas por su gestión no pueden ser aplicadas a su política de comunicación. Además de una constante y deliberada opacidad, flaco favor hace este Ejecutivo a su sucesor si no empieza desde ya a explicar y razonar ante los ciudadanos que les van a requerir mayores aportes y ajustes para estabilizar la economía.