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El ¿robo? de la esperanza

Avatar del Rubén Montoya

"¿Y si el triunfo de Lasso fuese legal? Que sea pésimo candidato frente a Arauz, ¿justificaría quitárselo?"

Como esos amigos que llaman cuando más se los necesita, Yaku Pérez irrumpió en el escenario electoral y dio alas al anticorreísmo para sentir que había aparecido un candidato que impida el retorno de los mediocres de la Década Desperdiciada.

Desde la noche del domingo, ese imaginario colectivo se nutrió de una segunda vuelta entre el candidato del arcoíris y el delfín de Rafael Correa, Andrés Arauz. Y si la política es una puesta en escena basada en la percepción, entonces esta dice que el único con opciones de ganar a las huestes correístas es Yaku. Trae viento de cola y, si pasa a segunda, agarrará velocidad crucero.

Lo sabe la derecha, gran derrotada del 7 de febrero: en 2017, CREO y el PSC, con sus candidatos, superaron el 40 % y ahora, juntos, llegaron a la mitad. La debacle muestra que el PSC huele a formol y CREO no es su relevo, sobre todo porque su candidato es, para decirlo con música, flojito. ¿Alguien, que no sea del entorno de Guillermo Lasso, cree que tendrá chances contra Arauz? ¿Alguien duda de que las plegarias correístas a todo el santoral ruegan que Lasso sea su rival?

Lo sabe la izquierda, que bombardeó el microcosmos digital e instaló la idea de que el indígena ‘new age’ no es violento ni radical, sino simpático y decidido, con la autenticidad que el banquero no tiene. Solo que el Yaku del domingo sí fue violento: lo es quien acusa sin pruebas de un fraude. O cree que la riqueza solo es fruto de heredar. O robar.

Lo saben los ‘millennials’, que se mueven entre la defensa de múltiples causas y los videitos de TikTok. Y lo saben quienes no miran a Correa como por desgracia lo ven muchos pobres: un mesías, sino como el jefe prófugo de una banda de ladrones que merece la cárcel y no un despacho en Carondelet.

Yaku fundió en tres días a casi todos los que no votaron por Correa, perdón, por Arauz, y si al final no aparece en la papeleta decisiva, sentirán que les han robado todo, todito una vez más. Incluida la esperanza. Pero… ¿y si el triunfo de Lasso fuese legal? Que sea pésimo candidato frente a Arauz, ¿justificaría quitárselo? Hay esperanzas que no merecen vivir, no si el remedio a pagar por ellas es tan nocivo como la enfermedad.