Rubén Montoya: Una patria sometida

En Ecuador lo que en otros tiempos se llamaba “fuerzas vivas”, y que hoy le gusta llamarse sociedad civil, asiste a su propio entierro...
Una vez más el país comprueba que no es el crimen organizado su principal problema: lo son quienes deben combatirlo.
Después de un despliegue de fuerza aparatoso, el Gobierno trasladó a una cárcel de máxima seguridad al líder de una banda. No pasó ni un mes y la Justicia decidió que carece de méritos la medida, que el régimen no la ha justificado, y ordenó devolverlo al sitio original de detención, una cárcel que los jueces saben es más bien una oficina de trabajo. ¿Exagero?
No es novedad que el Estado ha claudicado ante varias de sus obligaciones y que simula ejercerlas, pero sí lo es que sus incumplimientos se tornen sistémicos. Tampoco es novedad que se den ante la indiferencia del respetable. Porque el país, por si falta recordarlo, no es solo el Gobierno que mal nos representa ni el remedo de jueces que tenemos. La patria, en teoría, es más. Pero en Ecuador lo que en otros tiempos se llamaba “fuerzas vivas”, y que hoy le gusta llamarse sociedad civil, asiste -sin inmutarse- a su propio entierro.
Hemos llegado a un punto en que todo se simula: jueces muertos de miedo, y alguno con los bolsillos llenos, imparten lo que antes representaba uno de los valores más preciados de la condición humana: justicia. Jueces que hoy, desde su voz gremial, a la que no puedo nombrar porque me produce arcadas, dicen que no hay pruebas de la peligrosidad de un jefe criminal… No, no hay límites para el cinismo.
Y se simula también el uso privativo de la violencia en manos del Estado. Que no la usa porque carece del marco normativo apropiado, alegan comandantes y generales, pero es que si lo tuvieran tampoco lo usarían, agrego yo, porque también allí el narco los ha permeado.
¿Qué nos proponen, ante tal panorama, los candidatos presidenciales? Cárceles en el mar, jueces sin rostro, control en puertos, sentarse a conversar, dicen. ¿Y la estrategia? ¿Y los cómo, con qué, con quién, dónde? Es como cuando prometen que resolverán el desempleo… generando plazas de trabajo. Cero detalles, cero política que engloba y resuelve. Soplan y hacen botellas nuestros candidatos. Van rumbo a ser, ellos también, sometidos.