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Al oso primero se lo caza

Avatar del Rubén Montoya

El error de forma de Noboa vaya y pase: a fin de cuentas, en este país de valientes nadie se ahueva, ¿verdad? Pero hay otro serio, muy serio...

El sorprendente resultado de la primera vuelta electoral dio viento de cola a Daniel Noboa, el inesperado finalista para el balotaje del próximo octubre. En los papeles, parte como gran favorito para ser el nuevo presidente no solo porque Jan Topic (cuarto en las elecciones) le dio su apoyo, sino porque el tercero, Christian Zurita, lidera la corriente anticorreísta: sus adherentes, si de algo podemos estar seguros, es de que no votarán por Rafael Correa, perdón, por Luisa González.

Y el quinto, Otto Sonneholzner, no necesita decir por quién votarán él o sus simpatizantes: ideológicamente es uña y mugre con Noboa. Hasta allí, viva la fiesta y traigan más botellas: las quinielas son danielistas y cierran filas con el joven empresario. ¡Chito Vera lo apoya! ¡El inolvidable Lenín Moreno lo apoya! (¿o usted podría olvidar al repartidor de los hospitales?)

La situación pone a Noboa en un sitio para él nuevo: el de protagonista absoluto. Lleva delantera, en teoría, y todo sería cuestión de administrar su triunfo histórico, avasallante. Él es un milagro que en ocho días quintuplicó su votación, un caso digno de estudio. Pero es aquí donde tiene un punto débil: no parece estar preparado para la presión y los focos. Sus recientes declaraciones usando términos de machito de barrio son destempladas, y tan falsas como los zapatos rojos de Guillermo Lasso o los llamados a la unidad que suele hacer Correa cuando se siente perdido.

El error de forma de Noboa vaya y pase: a fin de cuentas, en este país de valientes nadie se ahueva, ¿verdad? Pero hay otro serio, muy serio, cuando grita que endosará una paliza memorable al correísmo. Hummm. Si eso lo cree de verdad, les aviso desde ya que le quedará grande el cargo. Porque Noboa no solo que no lo barrerá como partido: no podrá barrer, menos que menos, a la imperturbable convicción que tiene 1 de cada 3 ecuatorianos, desde hace 17 años, de que Correa es SU representante.

El correísmo seguirá vivo y no será ningún resultado electoral de 2023 su acta de defunción.

Quien vende la piel del oso antes de cazarlo corre el riesgo de quedarse sin recompensa y sin piel.