Roberto López: Los enemigos del Cenepa

Para el caso es lo mismo: guerra es guerra, sin importar con quién
En el conflicto armado del Cenepa, ¿vio usted ‘constitucionalistas’ o prensa clamando por los derechos de los soldados peruanos que caían en combate? Porque eso es lo que sucede hoy. Con la diferencia de que las tropas no son peruanas, sino del narcoterrorismo que asesinó a mansalva y por la espalda a un contingente militar ecuatoriano.
Pero resulta que ahora nos preocupan los derechos de los agresores. ¿Es en serio? Encima, hubo filtración de información. Un soplo, y los soplos se pagan con billete. Es ahí, no solo en las armas, donde radica el poder del crimen transnacional. Y ahí es donde los ataca la ley para desarticular la economía criminal vinculada al conflicto armado interno.
El proyecto legislativo remitido por el presidente se presenta de forma inmediata posterior a la emboscada, demostrando sorprendente capacidad de reacción. Pero... ¡Oh, sorpresa! Salen a verle las costuras. “No es el derecho de los delincuentes.
Es el derecho de todos el que está en juego”, claman. Falso. Nadie le va a allanar a usted su casa si no está dedicado al narcoterrorismo. No coma cuento. Justamente en el art.4 de la ley se establece la colisión entre derechos de la delincuencia y sociedad civil: el fin de la ley es “proteger a la población civil”. Y: “Los ataques deben ser dirigidos únicamente contra los grupos armados organizados y no contra la población civil”. También hay distinción entre bienes civiles y objetivos militares, pues los ataques no son contra bienes civiles.
Por eso no cabe la discusión sobre si la ley es inconstitucional por restringir derechos. Eso quedó atrás en 2009, cuando se aprobó la Logjcc. Ahora la ley ordena a la Corte cómo resolver la colisión de derechos con métodos interpretativos: la proporcionalidad y la ponderación [art. 3, num. 2 y 3]. Lo que hay que analizar respecto de esta ley es -como bien dice Bernal Pulido [Alexy R, 2010] citando la sentencia STC 66/1995- “si la misma [es] proporcionada en sentido estricto, es decir, ponderada o equilibrada por derivarse de ella más beneficios o ventajas para el interés general que perjuicios sobre otros bienes o valores en conflicto”. Y esto es lo que deberá decidir la Corte: si privilegia nuestros derechos o los de los enemigos del Cenepa. Perdón, los de los delincuentes. Para el caso es lo mismo: guerra es guerra, sin importar con quién.