Nuevos rumbos
Cambiar la ruta debe suponer entender que se pueden sustituir parte de futuros recursos financieros por excedentes generados por el buen momento del petróleo
Existen puestos públicos que permiten desarrollar determinadas tareas dentro de cada gobierno, y gente que lo hace posible. El Ministerio de Finanzas es uno de los claves en todo gobierno, de hecho, debió ser el segundo o tercer ministerio creado al inicio de la República luego del de Defensa. Lo recuerdo por la ubicación al momento de cada gabinete. La cercanía al puesto presidencial lo daba la antigüedad de cada ministerio.
El ministro de Finanzas quizás es el fusible más importante de que dispone cada gobierno. Es el que hace la tarea complicada de recortar el gasto, de entregar sábanas pequeñas, de insistir en recaudar más. Incómoda tarea, hay que cumplirla en algunos momentos, pero no siempre. En el arranque del gobierno actual se ubicó a un profesional con un perfil adecuado para la dura tarea de reducir el déficit fiscal que si no se corrige agranda ese perverso círculo de mayor endeudamiento y mayores intereses que alimentan otra vez el déficit.
Se fueron dando las circunstancias para el hastío. Nos cansamos, quizás muy pronto, de estar con presupuesto limitado, de sentir que no hay obra pública o medicinas o escuelas como consecuencia de la política del ajuste y escuchar al mismo tiempo que hay un mayor precio del petróleo y una mayor recaudación y que se acumulan atrasos que, al atenderlos, podrían ayudar a reactivar la economía si se los destinara puntualmente a sus receptores. Una mejor comunicación hubiera permitido suavizar la incomodidad manifiesta.
El tiempo del ajuste se está agotando, se ha cumplido la tarea encomendada, sirvió para que incluso el FMI esté próximo a desembolsar estos nuevos USD 1.000 millones de financiamiento en el mes de junio y convertirse en el mayor financista del país, ya que superaría incluso al IESS, que tiene en su poder más de USD 8.000 millones en bonos de deuda interna y es, hasta fines de este mes, el mayor acreedor financiero del Ecuador.
Algunos creemos que es momento de refrescar las líneas, buscar opciones, agradecer por el tiempo brindado y los logros alcanzados, pero trabajar en mejorar la percepción de que se están acumulando recursos para alegría de tenedores de deuda o simples acreedores. No se puede pasar cuatro años apretando, esto es un tema de aprieta fuerte al principio, suelta para que respire y vuelve a controlar para que puedas tener oportunidad de verificar que la corrección sirve en el largo plazo, en especial mejorando empleo y reduciendo pobreza.
El perfil del que ajusta no es el mismo del flexible dentro del ambiente de austeridad, cada uno tiene sus fortalezas y sus tiempos de actuar son diferentes. Buscar nuevos rumbos no es tarea sencilla, abrir un poco más las manos puede implicar perder recursos de quien quisiera que permanezcan apretadas, en nuestro caso del FMI. Cambiar la ruta debe suponer entender que se pueden sustituir parte de futuros recursos financieros por excedentes generados por el buen momento del petróleo.
Hay mucho por comunicar interna y externamente. Esa tarea es compleja ya que “interna” representa dentro del país y también dentro del Gobierno, pues podrían pensar que todo lo hecho se ha hecho bien, a pesar de haber necesitado un tiempo mayor al solicitado.