Modesto Apolo: La oposición

La expulsión de Peña revela una oposición dogmática que bloquea reformas urgentes sin evaluar su contenido
La reciente expulsión del asambleísta Sergio Peña del correísmo, por haber apoyado una ley económica urgente destinada a combatir las economías criminales pone en evidencia un fenómeno que debe preocuparnos mucho: la oposición por consigna, automática, vacía de reflexión y de contenido.
Peña denunció con claridad que dentro de su anterior movimiento, la instrucción era oponerse “a rajatabla”, sin importar la naturaleza o el impacto de la norma discutida. Este testimonio no solo desnuda una práctica política nociva, sino que nos invita -como sociedad- a revisar qué entendemos por oposición y qué tipo de oposición merece un país que busca salir del estancamiento y enfrentar desafíos históricos.
Una oposición que se define exclusivamente por el ‘no’, que rechaza sistemáticamente todo lo que proviene del Gobierno, sin evaluar su contenido o sus beneficios para la sociedad; esa actitud no construye, no propone, no aporta.
Es una oposición sectaria, dogmática, autocrática, demagógica e irresponsable. Su motivación no es el interés nacional, sino la estrategia electoral, la obediencia al caudillo o el deseo de mantener cuotas de poder a costa del bienestar colectivo.
En contraposición, una oposición madura y patriótica es aquella que se atreve a negociar cuando hay coincidencias, que sabe respaldar una política pública cuando esta es beneficiosa, aunque venga de sus adversarios, y que tiene la capacidad de decir ‘sí’ cuando corresponde, sin miedo a represalias internas. Esa es la oposición que fortalece la institucionalidad. Esa es la que Ecuador necesita con urgencia.
El momento político del país no admite mezquindades. Vivimos una crisis compleja, atravesada por inseguridad, debilidad institucional, precariedad económica y una ciudadanía harta del espectáculo político.
Las reformas urgentes no pueden ser saboteadas por lealtades ciegas. El país no puede seguir siendo rehén de dirigencias partidarias que privilegian el conflicto estéril sobre la construcción de consensos.
Exijamos una oposición que proponga, que fiscalice con argumentos y que represente con dignidad.