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Martín Pallares: Un tonto con iniciativa en apuros

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Vera nunca se imaginó que su posible destitución a manos de la CC le podría llegar por su intento por destituir a la fiscal...

A los tontos con iniciativa les ocurre con frecuencia lo que le está pasando a Alembert Vera: la factura más grande y dolorosa les llega por donde menos se lo esperaban. Vera nunca se imaginó que su posible destitución a manos de la Corte Constitucional le podría llegar por su voraz, torpe y entusiasta intento por destituir a la fiscal Diana Salazar, acusándola de haber copiado su tesis de doctorado y, por eso, de haber sido nombrada ilegalmente por el Consejo de Participación transitorio de Julio César Trujillo.

Resulta que si se observa el auto de la Corte Constitucional del 13 de septiembre, donde se notifica a Vera que será investigado por haber intentado desconocer el blindaje legal que existe para las decisiones del transitorio de Trujillo, el punto más complicado es el de su intentona de destituir a la Fiscal.

Vera, con el entusiasmo novelero que anima a todo tonto con iniciativa, montó el operativo para acusar y destituir a la fiscal sin que haya habido la mascarada de la orden judicial para echarse abajo a la Corte Constitucional.

En el caso de la fiscal, en cambio, Vera no solo que suscribió un informe que hablaba de una copia de la tesis, sino que él personalmente salió a decir que la funcionaria había mutilado y hecho desaparecer las evidencias de su supuesto delito. Incluso, Vera quiso destituir al fiscal subrogante, que también fue nombrado por el transitorio de Trujillo. Es decir, el tonto con iniciativa dejó en evidencia todas las pruebas imaginables de su intención de sacar de juego a la fiscal, sin que se haya inventado el cobarde yo-no-fui-fue-teté al que recurrió cuando los jueces constitucionales le advirtieron de la investigación por su contubernio con el juez de Montecristi.

Ahora que existe la posibilidad cierta de que la Corte Constitucional se haya decidido a hacer patria e impedir que lo que hace Vera quede en la impunidad y sin sentar un precedente aleccionador para quien pretenda echar abajo la institucionalidad, Vera debe estar atormentado preguntándose: ¿quién fue el estúpido que me envió a sacar a la fiscal y a la Corte Constitucional sin advertirme sobre lo que me podía pasar?