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Lo que esconden las gafas de sol

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Daniel Negreanu, uno de los jugadores de poker más populares del mundo, ha venido insistiendo en prohibir el uso de gafas en cualquier juego o deporte

La reflexión de que en los ojos puede descubrirse el alma data desde la antigüedad clásica. En “De oratore”, escrita en el 55 a.C. y considerada la mayor aportación a la retórica, Cicerón establece que el rostro es la imagen del alma, y sus ojos, sus delatores.

Explica así que los ojos son la única parte del cuerpo que puede exhibir un número infinito de expresiones y cambios, basados en las emociones del alma. Alexandre Dumas añade que “Dios ha querido que la mirada del hombre fuese la única cosa que no se puede ocultar”.

Las primeras gafas de sol fueron inventadas por los esquimales en la zona ártica de Estados Unidos, a base de huesos y conchas, para protegerse de la luz que reflejaba en la nieve. En el siglo XIII, los chinos desarrollaron una tecnología que permitió ahumar cristales para que nadie pudiera ver los ojos de la persona que llevaba puestas las gafas. Con el aparecimiento del polarizado sintético en los años 1920, los estadounidenses empezaron a comercializar gafas con este filtro por todo el mundo y su ejército puso de moda las de diseño de aviador.

Daniel Negreanu, uno de los jugadores de poker más carismáticos y populares del mundo, ha venido insistiendo en que se debería prohibir el uso de gafas en cualquier juego o deporte, pues es un elemento que conduce a la trampa.

La denominada “Revolución Ciudadana” ha colocado a unas gafas de sol como símbolo de su proyecto electoral. Cómo olvidar las gafas de sol del expresidente Correa, cuando llegando a dar su mensaje a la Nación en mayo de 2015, quiso mostrar su efímero poder, subido en un Hummer, en medio de una caravana militar.

Cómo olvidar las gafas de sol que llevaba el exvicepresidente Jorge Glas, sentenciado por corrupción en varios casos, al salir de la cárcel, con una medida irregular y tramposa.

Cómo olvidar las gafas de sol de Pedro Delgado, mientras sufrió un accidente toreando una mañana en un bien público incautado por la AGD, que lo usaba como propio. Pocas semanas después, ya sin gafas, se conocía que había plagiado su título.

Cómo olvidar las gafas de sol que llevaba Nielsen Arias, ex funcionario de Petroecuador, hoy sentenciado en Estados Unidos y en Ecuador por corrupción, cuando en un viaje oficial a China, anunciaba nuevos acuerdos petroleros con ese país.

La lámpara del cuerpo es el ojo. En esta campaña política, después de lo sucedido en los últimos 16 años en el Ecuador, es vital que los líderes políticos se muestren con transparencia, sin filtros, y sin gafas de sol. Poder constatar en su mirada, si aquellos lobos están vestidos de ovejas y si sus intenciones son realmente encaminadas a conducir el bien común, en paz.