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La salud pública condiciona la reactivación

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Para los enfoques integrados de economía de bienestar y desarrollo humano, la relación entre salud y economía conlleva recibir recursos económicos y entregar calidad y esperanza de vida,

Los grandes economistas, desde Adam Smith a Carlos Marx, pasando por David Ricardo hasta John M. Keynes y Amartya Sen se han referido a la interrelación entre economía y salud, planteando elementos conceptuales y situacionales, según sus contextos históricos específicos. Pero fue Alfred Marshall quien, en 1890, como neoclásico y antecesor de la “economía del bienestar”, señaló que “la salud y la fortaleza física, espiritual y moral son la base de la riqueza social; al mismo tiempo, la importancia de la riqueza material radica, en que, si se administra sabiamente, aumenta la salud y la fortaleza física, espiritual y moral del género humano”. Para los enfoques integrados de economía de bienestar y desarrollo humano, la relación entre salud y economía conlleva recibir recursos económicos y entregar calidad y esperanza de vida, lo que redunda en más recursos para la sociedad y la economía, y se traduce en más eficiencia, creatividad e innovación que inciden sobre la modalidad de desarrollo económico. La situación actual global, regional y nacional es excepcional y alarmante por la pandemia de SARS-CoVid-2 y su enfermedad, la COVID-19, que no permite que se cumpla con lo antes señalado debido a las grandes modificaciones que están arrasando con la vida económica, social y emocional humana: 32 millones de infectados y más de 3 millones de muertos; una profunda recesión que afecta a la economía mundial y que puede convertirse en depresión, colapso de los sistemas de salud, etc. Paralelo a la proliferación del virus a nivel global, también la ciencia y la investigación científica lograron producir algunas vacunas para detenerlo, pero se necesita la inmunización de más del 60 % de la humanidad, objetivo muy difícil de lograr con urgencia, por ausencia de decisión política y motivos financieros de potencias y transnacionales farmacéuticas. En este escenario-mundo, la prioridad es la salud pública; la neutralización de la pandemia condiciona, en última instancia, una reactivación concertada con los agentes económicos afectados al darse prelación a sectores sociales vulnerables, sin discriminación ni austeridad. Eros vs. Tánatos.