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Múltiples formas de violencia

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La pos-paz ha traído nuevas formas de violencia, como las mafias ex-FARC, las Bancrim -bandas criminales y cárteles globales

En la anterior entrega presentamos lo que los historiadores llaman la “primera violencia” en Colombia. Hoy mostraremos la “segunda violencia”, que se inició con el acuerdo del Frente Nacional (1958), logrado entre conservadores y liberales para alternarse en el poder del Estado, pero que cerró el paso a la participación de nuevas alternativas políticas y movimientos sociales que se habían fortalecido, reseñado en el libro colectivo La violencia en Colombia, de Germán Guzmán, Orlando Fals y Eduardo Umaña, en 1962, que inició el desarrollo de las ciencias sociales y la aparición de los “violentólogos”, que han permitido comprender la compleja realidad colombiana y sus manifestaciones bélicas. La discriminación política establecida por las élites dominantes trajo, ante la ausencia de instancias institucionales para resolver conflictos, la instauración de salidas violentas con la aparición de guerrillas, FARC-EP en 1964, ELN en 1965 y M-19 en 1974, que controlaron grandes porciones del territorio reemplazando al Estado en la ruralidad, pero en permanente beligerancia con el Ejército y propietarios agrícolas. Entre los años 70 y 80 hace presencia el narcotráfico, primero con marihuana y luego cocaína, a través de los grandes cárteles de Medellín (Pablo Escobar) y de Cali (hnos. Rodríguez Orejuela), entre otros como Rodríguez Gacha y los Ochoa, que establecieron desde las ciudades nuevas formas de violencias, sanguinarias y crueles, como sicariato, coches bombas, asesinatos selectivos en su enfrentamiento terrorista con el Estado. Paralelamente, las élites crearon grupos armados para autodefenderse, sobresaliendo el paramilitarismo, como el de los hnos. Castaño, Mancuzo y otros, que fueron financiados por políticos, hacendados, empresarios y narcotraficantes. Se dieron los acuerdos de Paz de La Habana de 2016 y la desmovilización de las FARC-EP gracias a la visión política del presidente Santos y el ex líder guerrillero alias Timochenko, pero con la férrea oposición del caudillo Álvaro Uribe y seguidores. La pos-paz ha traído nuevas formas de violencia, como las mafias ex-FARC, las Bancrim -bandas criminales y cárteles globales.