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Desaciertos y enfrentamientos

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Sorprende Lasso cuando señala públicamente, como lo hizo anteriormente Febres-Cordero en su gestión municipal, que el primer año lo ha dedicado al ordenamiento de la casa

Innegablemente, al régimen del banquero presidente del Opus Dei le ha tocado gobernar en una coyuntura complicada y tumultuosa, tanto por factores externos como internos. Pero sorprende Lasso cuando señala públicamente, como lo hizo anteriormente Febres-Cordero en su gestión municipal, que el primer año lo ha dedicado al ordenamiento de la casa, léase el país, como lo destacan la vacunación masiva, el descenso significativo de la crisis fiscal, la reserva monetaria de libre disponibilidad acumulada, entre otros logros (¿¡); y que después de este 24 de mayo, en su segundo año, empezará la obra pública que prometió en la campaña electoral. La gran pregunta ciudadana es ¿será eso cierto y viable? Nosotros pensamos y percibimos, la relación entre percepción y realidad, la imposibilidad de cambio en el accionar del gobierno por su entorno ideológico y programático y sus prácticas sociopolíticas concretas, abiertamente conservadoras y neoliberales, como lo demuestran los reemplazos de ministros. Por ejemplo, nombra ministro de Agricultura a un administrador vinculado al grupo bananero Noboa, para un ministerio estratégico que tiene grandes retos (proteger y crear empleos rurales de calidad, evitar la emigración, etc.) y muchos problemas inmediatos a resolver (con bananeros, arroceros, maiceros, lecheros, etc.). Además, finaliza su primer año asumiendo una estrategia de confrontación contra todos los que se le opongan o estén en desacuerdo con él, incluso por encima de sus contradictorios deseos de diálogo con los opositores; por ejemplo, el ministro de Gobierno busca concertar con los bloques legislativos y, paralelamente, el banquero presidente vocifera diciendo que Nebot y Correa son mafiosos; o con sus rígidas decisiones agudiza conflictos sociales, como con los maestros de la UNE. Finalmente, no presenta un plan de desarrollo económico convocador y viable, de corte expansivo y renovador, concertado, que busque el empleo digno y contratos laborales de calidad; incluso el propio FMI le insinúa que invierta en el país lo acumulado por el sobreprecio del crudo y aumento de impuestos. Como el obligatorio cambio del ultraortodoxo ministro de Economía y Finanzas.