Columnas

¿Banana Republic o Democratic Republic?

"El pueblo norteamericano, no contaminado por las bazofias de Trump, exige sanciones contra este, sus atrocidades no pueden quedar en la impunidad"

La transición del poder en EE. UU. ha estado plagada de eventos generados con alevosía por el gran perdedor, el derrotado presidente Trump y su gavilla de supremacistas blancos, con sus infundados relatos conspirativos de un fraude contra él (“el mejor presidente de la historia norteamericana”, según sus delirantes declaraciones) y casi 60 demandas judiciales presentadas por Rudy Giuliani, rechazadas todas. Pero el 6 de enero asombró cuando personalmente convocó e instigó a una turba de seguidores a ir al Capitolio para apoyar a “sus” congresistas. La violenta y caótica irrupción de esta masa provocó enfrentamientos con la policía legislativa, la suspensión de la sesión, destrucción del edificio y mobiliarios, saqueo, 5 muertos, una cantidad elevada de detenidos... Y el gran desprestigio de la democracia liberal de la que tanto se jactan sus abochornados ciudadanos. Como decía alguien desconsolado, “esto no es EE. UU.”. Hemos observado durante cuatro años el enfrentamiento entre democracia y populismo. Desde el sur, que también existe, como dijo Mario Benedetti, preguntamos cómo es que se permitieron las barbaridades y atropellos que la administración Trump cometió sin nunca haber sido sancionada. O estamos ante el ocaso del modelo de democracia liberal yanqui, como lo destaca la historiadora Anne Applebaum, que agrega: “En lugar de tener a alguien que buscara unir a personas y esfuerzos para combatir el coronavirus, le tenemos a él (Trump), y el problema no es que solo que sea un nacionalista, sino que es un narcisista que no está interesado realmente en el destino de su país. Tenemos una terrible mala suerte en estos momentos. El país líder del mundo occidental en las últimas décadas está ahora liderado por la persona más catastróficamente errónea”. El pueblo norteamericano, no contaminado por las bazofias de Trump, exige sanciones contra este, sus atrocidades no pueden quedar en la impunidad. Es necesaria su destitución para inhabilitarlo políticamente y que a futuro sigan otros juicios por los otros crímenes cometidos, por acción u omisión. Es la única forma de iniciar un proceso de integración y convivencia.