Los primeros 100 días

El gobierno de Lasso cumplió 100 días en la gestión del Estado. Más allá del anecdotario, creemos que es el momento, definitorio, para presentar y difundir a los otros poderes del Estado, al sistema de partidos políticos y a la ciudadanía su plan de gobierno, que entregó al CNE y mercadeó en la campaña electoral, pero de manera más completa y elaborados sus objetivos, metas, organismos ejecutores y fuentes de financiamiento, aprovechando la logística de la Función Ejecutiva. Incluso podría integrar programas y proyectos del régimen saliente. Nos equivocamos pensando que el “tanque de pensamiento”, la fundación Ecuador Libre, que labora desde 2006, aportaría con propuestas para ejecutarse inmediatamente. La encuestadora, que trabajó en su campaña señala que 74 % de los consultados aprueba su gestión, 64,6 % cree en su palabra (sic) y 79 % califica su gestión como muy buena. Sostenemos que el gobierno Lasso es neoliberal en lo económico y en lo social no lo podemos dimensionar bien todavía. Solo se ha manifestado con relación a cambios a la LOES, pero presentando desconocimiento sobre la institucionalidad y complejidad-diversidad del sistema universitario; y su gran interés de atacar la desnutrición infantil. La gran prioridad de la coyuntura en la agenda país es la salvaguardia de la vida y protección de la salud ante la pandemia de COVID-19 a través de la vacunación, para lo cual montó el programa 9/100, “vacunar 9 millones de personas en 100 días”, que se ha cumplido plenamente gracias a la gran movilización y cooperación alcanzada por la superación de barreras ideológicas -vacunas chinas y rusas- por parte de este gobierno derechista, y de alcaldes, empresarios, universidades y otros organismos de la sociedad civil. En este período el gobierno conservador ha heredado y está creando reclamos por problemas reales no resueltos o desatendidos por su antecesor; debería diseñar otra estrategia para enfrentarlos. Su salida ha sido convocar a los reclamantes a mesas de diálogo. Ojalá no repita el engaño dialogal que impulsaron Moreno-Sonnenholzner-Romo, que fomentó la desinstitucionalización y vulneró la democracia.