¿Qué esperaban?
No se puede insultar a los votantes por no sufragar como el Gobierno y los alineados a su tendencia política
No debería tomar por sorpresa el terremoto electoral del domingo 5 de febrero, cuando se borraron en una sola jornada 31 años de gobierno socialcristiano en Guayaquil, y cuando se sepultó cualquier esperanza del Gobierno de anotarse una victoria en las urnas con aquel No contundente en la consulta popular, donde el correísmo se anotó victorias no solo en el Puerto Principal y en otras ciudades y provincias importantes, sino también en el propio corazón del país con la Prefectura de Pichincha y la Alcaldía de la capital.
¿Qué resultados esperaban en Guayaquil? En una ciudad donde se abandonó todo concepto de planificación urbana responsable en pos de una improvisación clientelar sin horizonte a la vista, donde el Palacio Municipal fue convertido en un circo de bravuconadas, donde primaron los intereses personales de una camarilla que dejó en números rojos a una ciudad que hasta hace pocos años tenía sus arcas llenas y sus cuentas estables. Este período bastó para enterrar bajo capas de populismo barato el legado de León Febres-Cordero, legado que ha sido reconocido por todos los candidatos a la Alcaldía de Guayaquil, indistintamente de su línea ideológica.
¿Qué resultados esperaban a nivel nacional en un referéndum donde un Gobierno sin liderazgo, sin palabra, sin rumbo y con sonados casos de corrupción pedía a la ciudadanía que confíe en él, cuando en los últimos años la sanidad, los servicios sociales y la educación pública han sido relegados a un último plano?
No se puede insultar a los votantes por no sufragar como el Gobierno y los alineados a su tendencia política, hace falta ser un negacionista de la realidad al no ver y comprender las altísimas cifras de votación que en diversas opciones políticas alternativas o de izquierda piden un cambio de rumbo. Tuvieron años para demostrar que podían tratar con dignidad a la ciudadanía y no lo hicieron, le faltaron el respeto a todos los que confiaron con su voto. ¿Qué esperaban? El pueblo no fue ignorante al votar, son ustedes los que fueron indolentes, insensibles e inconscientes, y desperdiciaron los últimos años de la administración pública en aventuras sin rumbo.