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De vuelta a clases

Avatar del Fernando Cazón

Los primeros meses serán durísimos, repasar conocimientos que no fueron aprehendidos nos demostrará que la virtualidad no fue hecha para todos’.

Luego de dos años de la llegada del coronavirus a nuestras vidas, parece que las aguas quieren volver a su cauce y aunque esto no signifique el fin de la pandemia, nos llenamos de esperanzas y estamos seguros de que se avecinan días mejores, esperando que más temprano que tarde las medidas de bioseguridad queden en el pasado.

El retorno a clases presenciales en la región insular y en la costa por fin es una realidad. Dos cursos lectivos de virtualidad dejaron más vacíos que enseñanzas y un gran reto para los docentes al tener que adaptarse a una plataforma nueva, lo que implicó aprender sobre la marcha, causando muchos inconvenientes en el proceso de enseñanza que en este nuevo ciclo escolar vamos a poder evidenciar. Los profesores tendrán que aceptar el desafío de recibir alumnos de tercer o cuarto grado de primaria que probablemente aún no sepan leer ni escribir, y ni hablar del retroceso que los pequeños pueden tener en sus habilidades psicosociales.

La costa ecuatoriana de a poco vuelve al ruedo escolar. Las instituciones privadas comenzaron su curso lectivo sin mayor inconveniente, pero lo mismo no se podrá decir de la educación fiscal, que ha vivido siempre en carencia, agudizada esta por la pandemia. Muchas escuelas y colegios, al día de hoy, no se encuentran aptos para recibir a su estudiantado; su deplorable infraestructura no lo permite. El Ministerio de Educación necesita varios millones de dólares para mejorar las condiciones de estos planteles educativos. Y la infraestructura no es el único inconveniente, pues la falta de docentes es un problema más dentro la larga lista de deficiencias que deben ser resueltas sobre la marcha, ya que el inicio de clases está a la vuelta de la esquina.

El reto del retorno a la presencialidad está. Y si la virtualidad necesitó de la ayuda de todos en casa, volver a los pupitres también será un gran desafío para alumnos, profesores, padres y autoridades gubernamentales. Los primeros meses serán durísimos, repasar conocimientos que no fueron aprehendidos nos demostrará que la virtualidad no fue hecha para todos. Ojalá el Ministerio de Educación resuelva todos los problemas operativos que se den en el camino, pues por trillada que sea la frase, se trata del “futuro de la patria”.