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Nostalgias de fin de año

Avatar del Fernando Cazón

"Juventud divino tesoro/ ya te vas para no volver/ cuando quiero llorar no lloro/ y a veces lloro sin querer"

Ocho días después habrá concluido, con la terrible sorpresa y consecuencias de la pandemia de COVID-19 el 2020 y ello nos lleva, ya en el tránsito final como seres pertenecientes a la tercera edad, a la memoria y añoranza de épocas similares del pasado, cuando éramos adolescentes y repetíamos con fervor y miedo los conocidos versos de Rubén Darío: “Juventud divino tesoro/ ya te vas para no volver/ cuando quiero llorar no lloro/ y a veces lloro sin querer”. Y claro, por similitud de fechas o temporadas recordamos los años finales de aquel entonces. Y, por supuesto, la vieja costumbre, que felizmente aún sobrevive, de caricaturizar al último de los 365 días con un muñeco o pelele que se conocen hasta ahora como “año viejo”. Si bien ahora la construcción de estos muñecos se ha vuelto en una suerte de producción artesanal, en el pasado lo interesante y atractivo era que a los “años viejos” se los elaboraba en comandita en el seno de cada familia ecuatoriana. Se les pedía o se les compraba a los carpinteros del barrio (que ahora ya han desaparecido) una buena cantidad de viruta que se completaba para armar el cuerpo del muñeco con periódicos o trapos viejos. Y se lo vestía con la ropa que íbamos echando por vieja o rotosa, oyéndose a veces el grito desesperado de algún pariente que decía: “Aguanten, no le pongan esos pantalones negros porque todavía los uso y tienen para largo”. Y claro, la careta era lo único que se compraba. La quema era el espectáculo final con el sonido de los materiales explosivos que solíamos poner en sus entrañas, como camaretas, diablillos, tumbacasas, torpedos, etc. Y ante las pilas ardientes sucedían los abrazos entre familiares y amigos con la tradicional promesa (difícil de cumplir) de portarnos mucho mejor durante el año que acababa de inaugurarse.

Otra desgracia causada por el coronavirus es que la quema del viejo se ha prohibido en espacios públicos por necesidades de la bioseguridad antes las órdenes emitidas por el COE Nacional y las autoridades municipales. También están prohibidas las reuniones, incluidas las familiares, y las promesas de ser mejores en 2021 se quedarán en nuestro interior. Esperamos por ello con ansia la vacunación, que comenzará en enero y que ojalá termine con toda esta temporada de terror.