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Los números corrientes

Avatar del Fausto Ortiz

Trabajamos con lo que tenemos y lo más importante, con lo que es ampliamente usado a nivel internacional para efecto de comparar países

Lo había comentado en alguna columna anterior, que nos encanta a los economistas hablar confuso, y a algunos más que a otros. La discusión reciente es sobre si el término Inversión Social, que el Gobierno identifica en USD 13.000 millones, está bien utilizado o no. En mi opinión no es una denominación de amplio uso, pero es correcta y no es relevante si incorpora gasto corriente o de capital. La mejor inversión, la educación. La mejor inversión, la salud. Bien realizadas nos podrán dar grandes réditos en el futuro y evitar incurrir en muchos gastos (desnutrición infantil, inseguridad, pobreza).

En su momento, hace algunos años, la discusión se enfocó en si el Gasto de Capital era Gasto o no, y si había que hacer una clasificación especial a la ecuatoriana. Trabajamos con lo que tenemos y lo más importante, con lo que es ampliamente usado a nivel internacional para efecto de comparar países. Acá creamos una clasificación única de Gastos Permanentes y Gastos no Permanentes para identificar principalmente a Gasto Corriente y de Capital. Adecuado, pero confuso al momento de hacer las respectivas comparaciones.

En estos días nos informan que los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) recibirán en 2022 USD 3.154 millones y se convertiría en la mayor asignación de los últimos 7 años, y es cierto ya que superó incluso al alcanzado antes de la pandemia que fue USD 3.069 millones y mantenía récord histórico. También es cierto que, frente al tamaño del PIB, las cifras recibidas por GAD en 2018 (2,8 %) y 2019 (2,8 %) fueron superiores a lo que se recibirá en 2022 (2,7 %). La economía crece y esperamos que los recursos crezcan al mismo ritmo para que las obras que se puedan ejecutar contribuyan al dinamismo de la economía. No basta crecer solo en dólares (que es muy importante y demanda esfuerzo) se debe mantener el ritmo del gasto y de ser posible incrementar aquel que contribuye en la generación de empleo y riqueza.

La incorporación del dólar como moneda oficial nos libró de uno de los temas que traían mayor confusión, la inflación y la corrección de precios por el tipo de cambio. El entorno global nos está acercando a volver a observar tasas de interés elevadas, inflación de socios comerciales, una moneda fuerte que nos permitirá comprar más productos hasta que un gobierno que no cree en barreras, haga el correspondiente análisis.

El producto interno bruto a precios corrientes o nominal pasará de USD 106 mil millones (mm) a USD 116 mm del 2021 al 2022, es decir crecerá 9,4 % y lleva un elevado componente de aumento del precio del petróleo. En ese mismo período, el Gasto total terminaría creciendo el mismo 9,5 %. Siempre queda la pregunta, y ¿mi empresa cuánto?

Para el próximo año, el BCE ha estimado un crecimiento nominal del PIB de 5,5 %. Esta vez hay un componente de caída del precio del crudo y una apuesta a una baja inflación quizá no muy consistente con el entorno global mientras el ritmo de gasto público, lejos de mantenerse bajo control, en el 2023 podría crecer a ritmo más acelerado.

Nuestra economía pequeña y abierta intentará pasar desapercibida en un ambiente en donde socios comerciales se empiezan a preparar para los “rayos y centellas”.