Columnas

Yo no soy

Así seguimos en nuestro lindo país, entre continuas renovaciones de ministros, estados de emergencia, estados de excepción, amenazas de muerte cruzada y reyertas...

Yo no soy el que pacta con los correístas para intercambiar favores y luego los perdona para dejarlos libres. Yo no soy el que transa con quien sea, con tal de obtener lo que necesito. Tampoco el que causó la debacle financiera del país en los últimos años. No soy el que mantiene con vida asistida a la cabeza del Legislativo, por haber sido útil a mis intereses. No soy el que toma medidas ineficaces, ni el que ahogó en impuestos a los ecuatorianos, cuando prometió en campaña que no lo haría.

Ese es exactamente el problema, nada son y pretenden salir de sus aprietos sacando el cuerpo a los errores. Pero diciendo que yo no soy, o yo no fui, no solucionan nada. Van de justificación en justificación, zambulléndose en un mar de excusas, que es el camino fácil de los ineficientes.

No logran comunicar como deben las buenas noticias. Anuncia la no obligatoriedad de usar mascarillas y arremete contra un empresario; anuncia el plan de seguridad para luchar contra la delincuencia y arremete contra un líder político, quitándole preponderancia a sus anuncios positivos. Se abre frentes a diario, se ha trenzado contra empresarios, alcaldes, el líder de la ID, del PSC; con Pachakutik hace rato que no se habla y con Correa simula no hablarse para no alimentar mucho más el “qué dirán”. Ya no sabe con quién más pelearse.

Al parecer, su paupérrima estrategia es crear incidentes que desvíen la atención de los temas fundamentales donde tiene las grandes falencias, como la alta criminalidad que no decrece, tanto así que ni se siente que estamos en estado de excepción; sectores productivos impactados por los altos costos del conflicto ruso-ucraniano, ausencia de frente político estructurado y estratégicamente guiado para acercar posiciones.

Así seguimos en nuestro lindo país, entre continuas renovaciones de ministros, estados de emergencia, estados de excepción, amenazas de muerte cruzada y reyertas entre representantes de las principales fuerzas políticas, con rumbo incierto y la brújula averiada, sin avanzar hacia lo que realmente necesita el Ecuador.