Premium

Los pájaros disparando a las escopetas

Avatar del Columna Internacional

"Los actos no pueden quedar impunes"

Pobres aquellos que hace un año solo paseaban por el centro histórico, visitaban su ciudad capital, caminaban ocupando las calles, seguramente para así admirar mejor la arquitectura colonial por la que luego se sienten oprimidos, impidiendo el paso de vehículos porque ellos también tiene derechos. Dormían y se orinaban en sus parques, dejando su inmundicia por doquier, incendiaban un edificio al paso, pasaban a visitar a los asambleístas, sorprendiéndose de que no estaban ahí trabajando, esperando a ser linchados. Ocupaban lugares públicos donde invitaban a policías para arengarlos a que se sumen a su acto cívico y retiren el apoyo al Gobierno que no les gusta; acogían a periodistas para que transmitan sus mensajes de paz y de lucha de forma voluntaria, so pena de impedirles luego salir del recinto, pero por su propia seguridad, caso contrario sería secuestro.

Llenos de contradicciones entre el discurso y el acto, muchos de aquellos visitantes, lejos de estar presos, están en nuestra extensa y colorida papeleta de votación, buscando un puestito para presidente o asambleísta, y es que el ser candidato blinda y posibilita enterrar los pecados del pasado. Buscan así la impunidad, ubicándose como víctimas, demandando la represión sufrida por su iracunda actuación; acusando el uso excesivo de la fuerza, demandan reparaciones, se sienten agraviados, oprimidos, avasallados. Nada de esta novela hubiera sido posible sin la presencia de este gobierno debilitado, de un Estado fallido, cual drama edípico que no logra resolverse, en el cual el desfallecimiento de la función del Nombre del Padre impide poner límites a los desbordamientos del Deseo materno, esa madre devoradora cuyo deseo lo tapona todo en el sujeto y lo absorbe, dejándolo como objeto de Goce; esa ley que busca cobijar a sus súbditos, despojándolos de toda voluntad y responsabilidad. Ley caprichosa. Así, aquellos que deberían estar en las cárceles siguen paseando por las calles de nuestra ciudad capital, ahora haciendo campaña en defensa de los intereses de aquellos a quien representan. ¿A quién representan? Los actos no pueden quedar impunes.