Premium

Vicio

Avatar del César Febres-Cordero Loyola

Como todo descenso hacia el vicio, recapitular la historia común del Gobierno y la abogada Llori resulta triste.

Un vicio puede ser definido de manera sencilla como un afecto desordenado por alguna cosa, sea por una exageración de nuestro apego o porque el objeto de nuestro querer sea nocivo. Sería terriblemente inapropiado y hasta ofensivo decir que Guadalupe Llori o su designación a la presidencia de la Asamblea sean esencialmente malas, pero con el tiempo sus actitudes se volvieron claramente nocivas. Peor aún, el apego del Gobierno Nacional por la influencia que este ejercía a través de la asambleísta Llori se volvió tan desordenado que terminó por alejarse de la realidad.

Como todo descenso hacia el vicio, recapitular la historia común del Gobierno y la abogada Llori resulta triste.En su momento, a pesar del cabildeo y las peleas que se dieron en esos días, la designación de Llori infundió un nuevo ánimo positivo en mucha gente. Una mujer indígena y amazónica ocupaba la presidencia de la primera Función del Estado, mientras que el Gobierno actual gozaba de la confianza de la gran mayoría y seguía prometiendo ser ante todo un liderazgo democrático del encuentro nacional.

Sin embargo, pronto el país pudo ver cómo la exprefecta de Orellana se olvidaba de su rol de mediadora y vocera de sus pares. Aunque es cierto que la mayoría que la instaló feneció prematuramente, ella debía actuar en nombre de toda la Asamblea y no de una mayoría pasajera. Sí, debemos admitir que esto iba a ser singularmente difícil mientras el Gobierno descendía en la paranoia y su propio bloque empezaba a resquebrajarse. Pero la asambleísta amazónica no emprendió ningún esfuerzo por conciliar a fuerzas tan dispares, sino que hizo todo lo contrario. Desconoció el procedimiento parlamentario, recurrió al abuso de la vía jurídica y llegó al punto de exponer sus reclamos a través de redes institucionales.

Ahora, doña Guadalupe ya no es más la presidenta de la Asamblea. Pero ya desde hace mucho tiempo ella no gozaba del apoyo para ejercer esa función. ¿Qué ganó el Gobierno apoyándola? No se puede decir que credibilidad con cualquier posible aliado, después de haber desechado a tantos. ¿Qué ganó la propia Llori? El escarnio público. ¿Qué ganó el país? Otro espectáculo triste.