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La carta mágica

Avatar del César Febres-Cordero Loyola

Lamentablemente, lo que hoy vivimos no es cualquier simple juego y lo que podemos perder es invaluable

Hay pocas cosas tan emocionantes como ver las maniobras audaces y desesperadas de un jugador que ha puesto un gran valor sobre la mesa. Cuando el juego se va terminando y solo unas pocas cartas pueden salvar esos puntos que empiezan a valer el uno por millón, entonces se empiezan a asomar las tragedias y se escuchan las plegarias por un milagro.

Lamentablemente, lo que hoy vivimos no es cualquier simple juego y lo que podemos perder es invaluable. Porque de las cartas que se lancen depende el futuro de todo un país. Pero en la mesa donde se sortean nuestros destinos no hay tantos secretos. De hecho, las jugadas se anuncian con anticipación.

La carta que ya nos vienen anunciando hace meses y parece que llega en el momento de la desesperación es la consulta popular. Eso porque saben que les puede ir mal pateando la mesa con el infame artículo 148. Pero lo extraño es que, aunque arriesgan menos con la consulta, esta la terminarían perdiendo bajo las mismas condiciones en las que proyectan una derrota con la muerte cruzada.

Los números del Gobierno son desfavorables, tan bajos como el porcentaje de ejecución de algunos presupuestos. Y ahí yace buena parte del problema. El Gobierno no ejecuta ni tampoco da señales de un cambio de rumbo en el frente económico y social. Mientras tanto, el ciclo de noticias se llena de escándalos que salpican hasta al entorno presidencial. Si sigue así, a su consulta le espera el mismo destino que a las de algunos de sus predecesores en la derecha, políticos más hábiles y experimentados. Porque en las consultas el votante suele pensar primero en quién les hace las preguntas. No importa qué tan bien las planteen tanto como el nivel de confianza que tenga la gente en el gobierno que les pide que le presten una fuerte dosis de capital político. Y si este sigue siendo el gobierno que no da pie con bola con la inseguridad y que no responde a tiempo a los reclamos de los sectores productivos y de los usuarios de la salud, entonces no deberían esperar más que una demostración de desconfianza y rechazo.

Están disputando el destino de un país. Esperemos que se den cuenta a tiempo de que no existen las cartas mágicas.