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¿Soy yo el peligro?

Avatar del Catrina Tala

Seguimos creando guiones de que una población es peligrosa, cuando los peligros están en los discursos de odio

A ti que me odias, párate a pensar en los motivos que te he dado para que me odies. ¿Te los he dado yo? ¿O alguien que no me conoce?

A ti que me odias, ¿qué te hace pensar que no seré víctima de violencia, que no me esperarán un día en una esquina para hacerme daño, solo porque te escucharon decir que me odias?

A ti que me odias, ¿qué te hace pensar que no habrá otro ser humano que diga que me la paso provocando, que soy un peligro, que no me debo acercar a niños, que soy mala influencia, que soy una vergüenza?

A ti que me odias te pregunto, ¿hasta dónde estás dispuesto a llegar?

A ti que me odias, ¿te vas a atrever a todo eso solo porque alguien te dijo que lo hagas?

¿Soy realmente yo el peligro?

A ti que me odias, quiero decirte que hubo otros que intentaron silenciarme antes, otros más poderosos, pero aquí sigo.

Este es un extracto del discurso de Alana Portero, escritora española que por estos días recibió un reconocimiento.

Lo dijo con la voz entrecortada, con rabia y apesadumbrada. Y cómo no, estamos en 2023 y los discursos de odio han vuelto a tomar protagonismo.

La indiferencia hace que todo sea aún más violento. Porque invisibilizar los derechos de la población LGBTI es violento, no importa cómo se quiera disfrazar.

Seguimos dando oídos a los argumentos llenos de fanatismo y odio para arrinconar a las personas, seguimos dando sermones de por qué está mal ser o no homosexual, lesbiana, trans o ‘queer’. Seguimos estigmatizando, provocando que las personas vivan en armarios de silencio, dolor y miedo, como única estrategia de supervivencia.

Seguimos creando guiones de que una población es peligrosa, cuando los peligros están en los discursos de odio.

Si bien es cierto las grandes batallas para ganar derechos se han librado en las calles, hoy estas calles son más violentas que nunca.