Dejar ir

Y no se trata de ocultar el duelo con soberbia, sino todo lo contrario: admitir que no poseemos a nada ni a nadie y que es de valientes despedirse de aquello que nos transforma la vida.
Tal vez es muy pronto para un recuento del año, pero hay dos palabras que me han dado vueltas en la cabeza estas últimas semanas: dejar ir. Dos palabras sencillas, pero cuando están juntas y se medita en ellas, tienen mucho significado.
Hay tantas cosas en la vida que agradecer y soltar… momentos, trabajos, proyectos, familia, amigos, hermanas. Este 2022 la vida se propuso enseñarme el significado de dejar ir y yo decidí asociarlo con amor.
Porque estoy segura de que el amor más puro y significativo es el amor en libertad, sin expectativas, cuando amas por decisión y -de la misma forma- dejas ir aquello que ya cumplió su ciclo, perdonas y reconoces que lejos de ti será más feliz o, al menos, estará en paz.
Me pasó en mayo con la partida de Tania. Mientras pasaban los días y las semanas y estaba en el hospital, pensaba en lo que ella querría, en lo que ella pensaría si yo hubiese estado en su lugar.
Tengo la certeza que, desde el amor profundo y real (ese que hace que dos hermanas se conozcan), Tania me habría dejado ir. Así que, desde la razón y el corazón, yo hice lo mismo. Sentí que la manera más linda de rendirle homenaje al amor que nos tuvimos era dejarla ir, comprendiendo que ese desprendimiento guardaba la esencia de lo que somos: dos personas que se eligieron en una parte del camino y se lo dieron todo.
Esta semana, otra hermana de vida se cambió de país. Y lo que al inicio pensaba que me afectaría terminó convirtiéndose en alegría absoluta. Porque solo dejas ir cuando amas en libertad. Y estoy segura de que será igual o más difícil con mis hijos.
La clave está en cambiar la percepción de que solo se deja ir lo que no nos sirve, lo que no queremos, lo que nos estorba o lo que nos hace mal. Y no se trata de ocultar el duelo con soberbia, sino todo lo contrario: admitir que no poseemos a nada ni a nadie y que es de valientes despedirse de aquello que nos transforma la vida.