Premium

‘Ad honorem’

Avatar del Catrina Tala

Hacernos la pregunta “¿hasta cuándo?” ya parece un mal chiste, pero sí que cabe

Trabajar ‘ad honorem’ es hacerlo sin percibir ninguna retribución económica. Literalmente, trabajar por la honra, el prestigio o la satisfacción personal.

No creo en el trabajo que no recibe nada a cambio. Quizás no siempre se trata de dinero, porque a veces esa retribución puede estar ligada a la imagen, la proyección política y, seamos honestos, al poder que a veces es como una droga.

Aquel ser humano que argumentó ser ‘ad honorem’ por pasión, lealtad, amor a la patria, simplemente piensa que somos tontos. No lo culpo, es lo que hace la mayoría de la clase política: actuar como si las cosas que hacen no tendrán repercusión, como si todas las trastadas se pudieran tapar con curitas o esconder bajo la alfombra, mientras los demás caminamos entre un bosque de flores, creyéndonos el cuento que nos quieran contar cada semana.

Puede que algunos todavía se den ese lujo, pero es solo cuestión de tiempo para que ese hastío que hemos experimentado esta semana llegue a niveles generalizados.

Por un lado, hemos visto candidatos nombrados y “renunciados” en pocas horas con la explicación de que “no cumplen las características necesarias para ser parte del partido”. Pero, si no las cumplen, ¿para qué los ponen?

Después, un juez suspendido otorgando ‘habeas corpus’ como si se tratara de un vale tres por uno de pizza. No hay ni vergüenza, la justicia de este país está secuestrada y está al servicio de la más grosera impunidad. Tantos casos sin resolver y para ciertas personas todo fluye rápidamente.

Finalmente, el ‘ad honorem’ involucrado en conversaciones más que cuestionables, pero sin capacidad de autocrítica, improvisando respuestas, aferrándose al poder. Cada semana surgen enredos de corrupción a cuatro voces, pero de las autoridades solo obtenemos silencio absoluto.

Hacernos la pregunta “¿hasta cuándo?” ya parece un mal chiste, pero sí que cabe. A la ciudadanía, al que me lee y al que no: ¿hasta cuándo aceptamos esta clase política solo mirando impávidos cómo se burlan en la cara de todos?