En manos de la Y y la Z

Aún recuerdo, no con mucha nostalgia (pertenezco a la generación X), que a los que iniciamos muy jóvenes en la política, nuestras funciones dentro de los partidos en que militábamos eran muy reducidas, casi nulas. Éramos operadores del desarrollo partidista, manejados por políticas públicas que dejábamos a nuestros mayores, a quienes admirábamos y seguíamos por su empuje y experiencia comprobada.

Fuimos criados en el contexto del respeto a nuestros mayores, que eran quienes nos debían encaminar con su experiencia y trajinar por la vida, por el buen camino al éxito. Toda la generación X, y quizás los primeros años de la Y, se manejó bajo esos preceptos. Por tal, nuestra política estaba llena de notables como LFC, Nebot, Neira, Del Cioppo y por qué no decirlo, Borja y Durán-Ballén, aunque estos dos últimos no eran electoralmente hablando de la línea de acción que yo seguía, mas hicieron aportes significativos al país.

Con la disrupción de la tecnología en el entorno mundial también se obligó a hacer una disrupción en la política y la sociedad, y nuestros mayores pasaron a ser entes del pasado, ya no fuente de inspiración y experiencia. La disrupción no es mala, pero no se puede desmerecer nunca lo pasado, más aún, cuando ese pasado fue el soporte del presente y la proyección al futuro que viene; debemos convivir entre generaciones y pensar que si no hubiera sido por las que nos precedieron, todavía estaríamos en tiempos cavernarios, donde se imponía la ley del más fuerte del clan.

Estas nuevas elecciones son un desafío ciudadano. Debemos votar con COVID-19 a cuestas, con sus consabidas repercusiones económicas, que aún no son totalmente visibles, y discernir si queremos más de lo mismo, al más fuerte del clan o a quien de alguna manera u otra, con planes sostenidos y sustentables, nos lleve a un mejor futuro, aunque sea complicado. Mucho ojo, estamos en manos de la Y y la Z.

Lic. Francesco Aycart C.