Premium

La batalla por la moral

Avatar del Carlos Andrés Vera

Por detrás, se busca provocar tal hartazgo, que a pocos ciudadanos les importe si un par de políticos mafiosos dinamitan la débil institucionalidad

Un año atrás, la Cancillería montó un operativo para repatriar a cientos de ecuatorianos de Ucrania. En medio de las complejidades propias de una guerra, la gestión gubernamental sacó a 1.000 ecuatorianos de ese país y 700 retornaron en 3 vuelos humanitarios. Por esos días, el canciller Holguín informaba en Twitter: “Aterrizó en Quito primer vuelo humanitario con 248 ecuatorianos. Autoridades hemos decidido no estar allí por respeto a sus familias. Asambleístas de UNES han solicitado ingresar”. Mientras el Gobierno optaba por no sacar provecho de una buena gestión, el correísmo montaba un cuartel general con periodistas y medios afines en el aeropuerto de Quito para boicotear la buena noticia. Ese evento ilustra la tónica de la comunicación política y la batalla por las percepciones de los últimos dos años.

Mientras existe un operativo organizado para sembrar la idea en los ecuatorianos de que en el país no pasa nada bueno y no hay esperanza, el Gobierno luce incapaz de posicionar sus aciertos. Ejemplos: la pobreza se ha reducido en 7 puntos (de 32 % a 25 %); se han pagado deudas heredadas por cerca de 500 millones al IESS y a los GAD; entre mayo de 2021 y diciembre de 2022 se crearon 443.000 empleos adecuados; se han entregado casi 200 millones en créditos al 1 % de interés y 30 años plazo, a más de 60.000 personas de bajos recursos. Datos oficiales que la mayoría desconoce porque así como el presidente se dio el lujo de no tener ministro de Gobierno casi dos años, también se ha dado el lujo de comunicar sin estrategia ni recursos. El problema no es solo del Gobierno (bueno fuera). El problema es que el bombardeo de pesimismo y ausencia de noticias positivas incide directamente en la moral de los ciudadanos.

En este punto el lector dirá que los graves índices de inseguridad o las deficiencias en el sistema de salud no son percepciones y tiene razón. Existen graves problemas de gestión que a esta altura demandan soluciones y no promesas. Sin embargo, también es cierto que estamos ante una operación que busca acabar con la esperanza de los ecuatorianos. Por detrás, se busca provocar tal hartazgo, que a pocos ciudadanos les importe si un par de políticos mafiosos dinamitan la débil institucionalidad que aún nos queda.