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¿Cómo es que van a gobernar?

Avatar del Byron López

Quienes salgan elegidos deberán estar frente a las funciones designadas por el pueblo por no más de año y medio.

Las elecciones a celebrarse el 20 de agosto, por ser comicios suigéneris, resultado de una experiencia que por primera vez se lleva a cabo en el país (la muerte cruzada), deben ser analizadas con más objetividad y practicidad. Quienes salgan elegidos deberán estar en las funciones asignadas por el pueblo por no más de año y medio, hasta que se den las elecciones de 2025. Acostumbrados estamos a que los candidatos ofrezcan lo que se les ocurra, bajo la promesa de que cumplirán dentro del cuatreño de su gobierno. Bien sabemos que no lo pueden hacer por mil razones. Pero sobre todo por una: los problemas que nos angustian (inseguridad, corrupción, falta de trabajo y salud, desnutrición infantil) no se arreglan en cuatro años. Demandan mayor tiempo, una perfecta programación, continuidad en la gestión de programas a mediano y largo plazo. Mas los ecuatorianos somos inmediatistas, suponemos que todo puede arreglarse en un santiamén; no conocemos lo que es mirar hacia adelante 10, 15 o 20 años para ver logradas las aspiraciones populares justas, como lo han hecho otros países que de mundos de tercera categoría ahora, gracias a esa manera de ser, son modelos cuyos ejemplos deberíamos seguir. Estas reflexiones son para que los políticos que participan en las próximas elecciones piensen en Ecuador y no solo en sus vanidades personales, para que digan cómo van a enfrentar los problemas que tenemos y los que van a venir como consecuencia de la furia de la naturaleza, a la que no se la puede detener con frases bonitas, ni con ticktoks. Nada ganamos con ver a los candidatos recorriendo el país en bicicleta, como si ensayaran para una competencia olímpica. ¡Basta de payasadas y novelerías! Que haya debates nacionales para escuchar el pensamiento de los candidatos; que nos digan quiénes serán sus compañeros de trabajo, sus colaboradores íntimos. Que no sean improvisados de última hora y desconocedores de la realidad nacional. La situación es conflictiva. Ningún aspirante a la Presidencia o a la Asamblea es capaz de hablar de unidad por encima de ambiciones bastardas. La hora que vivimos afecta a todos, por eso es menester que abramos bien los ojos y frente a la actitud sorda de los políticos para escuchar el clamor del pueblo, reflexionemos por quién es conveniente votar para no arrepentirnos mañana.