Enfrentemos el futuro con valentía

Todos tenemos que arrimar el hombro. No hay que esperar todo del Estado. No tenemos que esperar vivir de subsidios ni de compensaciones de deudas contraídas y que por ética debemos pagarlas
“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles, lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes, la oportunidad (Víctor Hugo)”. Al iniciar un nuevo año seamos valientes y busquemos las oportunidades que ese futuro nos da. Solamente cuando se piensa y se vive de esa manera se logra la felicidad y la conquista de grandes ideales. El Ecuador es un país en el que, con todos los problemas que confronta como sociedad, aún se puede afirmar que, con optimismo y con fe en lo que tenemos que hacer, seguiremos caminando por el sendero del éxito.
El presidente Guillermo Lasso en una interesante entrevista que sostuvo con el periodista Carlos Vera supo explicarle al país muy detalladamente cuáles son los logros alcanzados por su régimen hasta este momento. Y fue enfático cuando dijo que en 18 meses de su mandato era imposible cambiar la grave situación financiera, ética y de seguridad que le dejó su antecesor luego de la “década ganada (¿?). Pero que eso no era óbice para superar los problemas “con la cooperación de todos porque esta es una tarea no solo para él y para su gobierno, sino para todos los ecuatorianos que queremos de verdad a nuestra patria”. Esta es una gran verdad. Todos tenemos que arrimar el hombro. Todos tenemos que ser “uno para todos y todos para uno”. No hay que esperar todo del Estado. No tenemos que esperar vivir de subsidios, ni de compensaciones de deudas que hemos contraído y que por ética debemos pagarlas. Tenemos que exigir que los partidos políticos se robustezcan y dejen de ser propiedad privada de unos cuantos que los utilizan para satisfacer sus apetitos atrasados.
Los partidos políticos no pueden ser vehículos para llegar al poder del que se olvidan una vez que consiguen votos para un cargo. En los momentos actuales, y para pensar con valor, debemos exigir a la Asamblea Nacional que deje ser una función obstruccionista que pierde su tiempo “pensando” solamente en la forma de deponer al presidente de la República, con grave detrimento de la estabilidad democrática y del avance legislativo tan importante para nuestro desarrollo.
Que la Asamblea se dedique a legislar y a fiscalizar seriamente y no solamente que aspire a atacar la institucionalidad del país. A los organismos encargados de vigilar una correcta administración de justicia igualmente debemos exigirles que sancionen de inmediato a jueces y a fiscales incorrectos que administran justicia violentando principios elementales del debido proceso y con grave peligro para la seguridad jurídica. Actuemos así, sin miedo. De nosotros depende el futuro, defendámoslo.