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La corrupción

Avatar del Byron López

Hacemos un llamado a los partidos políticos de izquierda o derecha para que comprendan que lo único ambidextro , como dijo un viejo analista, es la corrupción, que no tiene ideología.

El país tiene preocupación permanente y extrema sobre varios aspectos relacionados con la vida de sus habitantes: inseguridad, crimen organizado, narcopolítica, corrupción. Encuestas serias así lo dicen. La corrupción debe ser tratada con valentía y con la colaboración de todos. No es una tarea solamente para el poder público, sino para todos quienes sentimos que sin ética y sin moral no hay paz ni libertad. Hacemos un llamado a los partidos políticos de izquierda o derecha para que comprendan que lo único ambidextro, como dijo un viejo analista, es la corrupción, que no tiene ideología. Corrupción no es solo apoderarse de los bienes del Estado, ya sea perpetrando delitos como peculado, cohecho o crimen organizado, sino engañar a los pueblos con mentiras, falacias, promesas que no se cumplirán, que es lo que hace la mayoría de nuestros políticos. Y más grave, algunos, como sucede en los actuales momentos, tienen juicios penales pendientes con la justicia, andan con grilletes electrónicos en sus tobillos y aspiran a una dignidad popular a título de defender el estado de inocencia. Tamaña farsa, introducida en la Constitución de Montecristi. Por eso es que Víctor Raúl Haya de la Torre dijo: “Los corruptos huyen, los traidores se esconden, los miserables piden asilo político y luego aparecen como candidatos”. Verdad más grande que una catedral. La estamos viviendo en estos momentos en nuestro país. Los corruptos ofrecen lo que no van a cumplir. Debemos pensar diez veces antes de votar por ellos porque al hacerlo también contribuimos para que la corrupción se entronice en nuestro medio Los mal llamados políticos no luchan por elevar la educación y menos la cultura de nuestro pueblo pues deben haber oído que el peor enemigo de un corrupto es un pueblo culto. La corrupción llega a los extremos de imponer la impunidad como norma, cuando esta es una construcción antidemocrática de un Estado. La ciudadanía consciente de su responsabilidad frente al futuro y a las generaciones venideras está obligada a pensar y actuar valientemente en la lucha contra la corrupción desde el sitial en que la vida la haya colocado, hablando de frente la verdad, ya que la democracia no es el silencio sino claridad para exponer los problemas y la existencia de medios para resolverlos.