¡No a la tristeza, ecuatorianos!

Los momentos felices son tan esquivos que debemos aquilatarlos en demasía. Es largo el camino por andar.

No des valor a la tristeza que a la patria mantiene secuestrada, yérguete valiente y desafiando a la adversidad, ante lo imposible y reflexiona: ¿vale más tener dinero mal habido o ser persona honrada? ¡De qué sirve llenar de algarabía al mundo corrompido y ambicioso! Solo hace al hombre esclavo de sí mismo, de lo malo, lo egoísta y pernicioso. Sigue adelante con sonrisa plena, venciendo la adversidad. No decaigas nunca y si impera el desafío de ser noble o contumaz villano, escucha la voz de tu conciencia; es mejor ser bueno que tirano. La paz hoy no vuela, la ambición la tiene secuestrada. Y la libertad se diluye por el peso de la barbarie e hipocresía de gobernantes que laceran los valores y a la patria la mutilan cada día. La esperanza, que nace de la fe en lo divino, que nos nutre y nos calma, sin hacer ruido, debe estar anidada en el alma, solo así podremos vencer. Da de ti lo mejor a cada instante sin esperar aplausos; así nutres a tu vida y se agiganta ante Dios en demasía. Que la luz interior que ilumina al alma, fluya como río y tamice nuestras acciones para llegar al equilibrio perfecto. Saber lo que somos, cómo debemos vivir y para qué vivimos. No olvidemos nunca amar a nuestra patria, ella es nuestra heredad; pero luchemos para que esté siempre bajo el símbolo de la libertad. Los momentos felices son tan esquivos que debemos aquilatarlos en demasía. Es largo el camino por andar.

Myrna Jurado de Cobo