El placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres

El hombre que consoló, estimuló y salvó a Inglaterra de la maldad y los bombardeos de Hitler fue rechazado por sus conciudadanos

La victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana, por eso ya han empezado las recriminaciones. Son muchos los que dicen que Donald Trump fue la causa del pobre desempeño electoral de los republicanos. Pero las cosas son más complicadas. Esa complicación es parte de la incógnita que somos los seres humanos y de la ingratitud que nos caracteriza. En carta de José Martí a Máximo Gómez, el apóstol de nuestras libertades le dijo al viejo general: “No puedo ofrecerle otra cosa general que el placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres.” El 26 de julio de 1945, el primer ministro Winston Churchill perdió las elecciones británicas. El hombre que consoló, estimuló y salvó a Inglaterra de la maldad y los bombardeos de Hitler fue rechazado por sus conciudadanos. A Donald Trump le ha pasado lo mismo con los americanos. No importa que Trump haya protegido a los no nacidos, convertido a EE. UU. en exportador de petróleo, logrado las tasas más bajas de desempleo, reducido la pobreza y la criminalidad, aumentado las tasas de rendimiento del mercado de valores y controlado las fronteras, entre otros muchos logros. Todo eso es agua pasada y, como se ha dicho tantas veces, el “agua pasada no mueve molino”.

Alfredo Cepero