Pese a la violenta atmósfera

El afecto nunca se sulfura y jamás se venga

La atmósfera no puede ser más violenta, tanto, que ninguna nación es inmune a la intolerancia y al fanatismo enfermizo que viene cargado de venganza. Ya en otro tiempo habíamos sufrido episodios inhumanos, encomendados a la fuerza y al terror, porque sus semillas eran de odio; pero, pese a tantos avances, aún no hemos aprendido la lección de respeto y consideración que todos merecemos, sin dominio ni dominadores. El afecto nunca se sulfura y jamás se venga. De ahí lo importante de no equivocarse de camino ni de andares, de hacer parada para repensar y dejarse fortalecer. Debemos salir de la visión de amargado para retomar el impulso de valentía ante la vida. 

Víctor Corcoba