Cartas de lectores

Oración al maestro

Siente el placer de que a tus manos lleguen nietos y bisnietos de quienes tú formaste, siente la tranquilidad de la conciencia cuando el descanso te diga: “deber cumplido”

En honor a los maestros, por haberse conmemorado el 13 de abril el Día del Maestro Ecuatoriano:

Crisol de esperanzas e ilusiones, arquitecto de caracteres y personalidades, artista incomprendido que, con el escoplo de la paciencia y el buril de la tolerancia, cincela lentamente en la informe roca para parir la gema diamantina que dirigirá los destinos de nuestra bendita patria. Sabio silencioso y modesto que, con la sencillez de las almas nobles, entregas tu vida labrando con el arado de tu pasión, los surcos donde siembras las semillas del porvenir. No hay barrera que te detenga, maestro, ni espacio que te limite ni tiempo que te impida tu divina labor de guiar, orientar, educar, ser. Maestro, en tu día que se detengan las pasiones de los hombres, que los corazones agradecidos te saluden; es el día del labrador de juventudes, el día donde nace la esperanza de la patria. Hay que dejar morir la pena amarga de los días tristes, dejar sucumbir el martirio de sentirse abatido; es preciso el momento de levar ancles y poner el timón hacia la dicha, prosperidad, alegría y esperanza de que el suelo en que pongamos la semilla será siempre regado por el sudor de responsabilidad, energía, voluntad y pasión de su tolerancia. Maestro, no esperes recompensas comprometidas que puedan abatir tus sentimientos, espera sí, la medalla de la gratitud, no en tu pecho… sino en tu corazón. Siente la dicha de recibir el saludo atento y respetuoso de quienes agradecen tu esfuerzo, sacrificio y entrega. Siente el placer de que a tus manos lleguen nietos y bisnietos de quienes tú formaste, siente la tranquilidad de la conciencia cuando el descanso te diga: “deber cumplido”.

Lic. Iván Vaca Pozo