Cartas de lectores

El necesario cambio de rumbo en las políticas económicas sin excesos

El debate sobre la reforma tributaria enviada por el Ejecutivo a la Asamblea ocupa todos los espacios públicos. Nuestra dirigencia política se dedica hablar de protección a los más vulnerables, desarrollando la nomenclatura de la miseria y los programas políticamente rentables de subsidios, todos con un denominador común: perpetuar la condición de pobreza asistida, de miseria, y no la esperanza del desarrollo. Si en las actuales circunstancias las nuevas generaciones exigieran que las políticas de Estado se orienten a financiación de la educación pública e inclusiva, a creación de oportunidades y condiciones necesarias para participar en la producción de un futuro con dignidad para todos, no desearían engrosar las filas de la desilusión, el desempleo o subempleo. Se negarían a ser ciudadanos del montón y quisieran tener acceso a trabajo digno y bien remunerado, a pagar impuestos, a ahorrar para la vejez, a estabilidad laboral, acceso a salud, cultura y a contribuir a un mejor mañana. La reforma tributaria no tiene futuro por injusta e inoportuna, por creer que un gran porcentaje de la población no merece oportunidades sino limosnas, por basar los impuestos en las clases medias y limitar la demanda; por priorizar impuestos regresivos y no rentistas, y otras cosas más en perjuicio de la clase media. Gobierno y Asamblea tendrán que consensuar y todos tendremos que poner o sacrificar, más que nada deberían los que más tienen y quienes reciben privilegios sin necesitarlos.

Ec. Mario Vargas Ochoa