Luchemos contra la mediocridad y el vandalismo

La mediocridad es la barrera que nos impide el desarrollo de las facultades cognitivas. Debemos atrevernos a cruzar esa delgada línea que no nos deja crecer; dar el primer paso es un logro, siempre y cuando no vulnere el derecho de los demás. ¿Por qué contentarnos con lo elemental, cuando podemos aspirar a lo mucho? Es como decirle al sol que no expanda sus rayos y que cubra solo una parte con la luz que nos ilumina e incita a crecer, pero pisando siempre en terreno firme, para salir del estancamiento y conformismo. Tenemos la obligación moral de contribuir al fortalecimiento de la sociedad y no ser cómplices de su deterioro físico y moral. La consigna del momento es estar unidos pero con el puño abierto para dar lo mejor de nuestra sabiduría y capacidad. La anarquía es propia de mediocres que recurren a su instinto y enarbolan la traición, violencia, corrupción y destrucción, avalados por la inmoralidad de funcionarios públicos y de ciertos miembros de la función Judicial, que hoy se venden al mejor postor. ¿Hasta cuándo lo permitimos? No al divisionismo letal que lacera, denigra, producto de la mediocridad. Rompamos las cadenas de la ignorancia, inconformidad y corrupción, enquistadas desde el pasado oprobioso que, en vez de construir, destruyeron la economía, honor y dignidad del pueblo ecuatoriano. Apoyemos a quienes luchan por la paz y libertad, a quienes entregan su vida por amor a la justicia y la verdad. No permitamos que el vandalismo se afinque en nuestro país, porque será lo que vamos a legar a nuestros hijo, nietos y generaciones futuras.