¿Quién se interesa por los debates?

Lamentablemente, son estas personas las que terminan eligiendo a quien va a tomar las riendas del país.

En los debates en que han participado los candidatos que quieren presidir nuestro país, en sus intervenciones han ofrecido lo mismo de siempre, acompañados de los mismos grupos de fanáticos de siempre, y tomado la mayor parte de sus intervenciones para criticar a sus adversarios. Pero al grueso de la población, que está pensando cómo irse de feriado pese a la pandemia, jugar fútbol y conversar en las esquinas, o los jóvenes que están pensando cómo obtener mejores artículos en “free fire” ¿les interesa? No. Entonces, ¿para qué sirven los debates? Para que un grupo reducido de los mismos de siempre analicen frase por frase lo que regurgitan los candidatos. A la señora de la tienda, al peluquero y al jornalero no les interesa que le resuelvan sus problemas, sino tan solo vivir su vida en paz y tratar de ver cómo el día de mañana algún payaso vaya a ser juzgado por cómo cocina un seco de pato en “máster chef”. Lamentablemente, son estas personas las que terminan eligiendo a quien va a tomar las riendas del país. ¿Por qué las campañas actuales se han vuelto tan ridículas? Es que los candidatos y sus asesores saben que para ganar solo deben apelar a frases trilladas, a algún meme o video gracioso para obtener el efímero interés de los votantes y ver si pueden pescar un par de votos; ya en el poder harán lo que les convenga, no lo que prometieron. Los candidatos saben que nos hemos vuelto un país que en su mayoría está lleno de personas a quienes tras tantas y repetidas decepciones finalmente no les interesa la política y terminarán siendo gobernadas por los grupos de poder a los que sí les interesa y que no buscan los votos de personas informadas, sino de aquellas a las que, aunque no les importe el país, harán las largas colas en los recintos electorales, exponiéndose a la pandemia, para poder obtener ese preciado pedacito de cartón que necesitan para hacer sus trámites, porque así lo exige la ley.

Francisco Ramírez P.