Antes de enojarnos, pongámonos en el lugar del otro

. Hoy al comprar el pan presencié una escena barata de racismo

El emprendimiento es el salvavidas para quien lo inicia y trabajado con dedicación y esfuerzo, será su soporte y de su familia. El camino de los emprendedores no es fácil, tienen que sortear muchos obstáculos, como los ‘pillines’ y el racismo camuflado, que a la primera oportunidad aparecen para hacer de las suyas. Cerca de mi casa hay una tienda perteneciente a ciudadanos indígenas, muy trabajadores, aseados y respetuosos. Hoy al comprar el pan presencié una escena barata de racismo. El propietario atendía a un vecino del sector que le solicitaba crédito. Todo iba bien hasta que le pidió la cédula de identidad para comprobar los nombres. No fue más, el peticionario del crédito se ofendió al extremo de pisotear las verduras recibidas a crédito y decir: “¿Qué te pasa?, indio pata rajada, pidiéndome cédula”. Intervine para apaciguar los ánimos y le recordé al iracundo que en bancos, almacenes, etc. solicitan documento para verificar identidad cuando otorgan crédito, por lo que no existe irrespeto alguno; pero no entendió y se alejó. El dueño de la tienda me dijo que se vio obligado a tomar medidas porque otro vecino dio nombre cambiado y cuando se mudaba e intentó cobrarle le manifestó: “Así no me llamo, por eso no te pago” . “Cómo desconfiar del señor, siendo dueño de Mercedes Benz. ¿Por ser indígena no debe cuidar sus intereses?

Ec. Marysol del Castillo