Emelec es solo una camiseta de fútbol

La noticia que difundió hace poco este diario, que decía: “Emelec busca volver a ser un club multidisciplinario”, me pareció una mentira piadosa. No sé si trataron de llamar la atención de la vieja dirigencia o comprometer el interés de quienes piensan que todavía es viable hacer una renovación total en todas las disciplinas que se practicaron en los tiempos gloriosos del norteamericano George Capwell, y que luego continuaron desarrollándose masivamente hasta la administración de Enrique Ponce Luque (+) y Omar Quintana (+). Por historia y tradición este club ha sido siempre una institución eminentemente deportiva. Hasta hace poco era la única en el país que cultivaba todos los deportes. Desafortunadamente, las generaciones de dirigentes no son iguales y con el tiempo los sueños de muchos emelecistas se fueron truncando. Los socios que trabajaron con amor por el engrandecimiento de la institución, unos se fueron para siempre y otros se perdieron en el tiempo. La nueva dirigencia ha sido clara: su atención está centrada en el negocio del fútbol profesional. Así como va liquidando aspiraciones de niños y jóvenes que quisieron vestir la blusa azul, contraviene de taxativamente lo que dice la nueva Ley de Deporte. No es hora de lamentos ni hace falta señalar culpables. En el “nuevo” Emelec hay gente que vive del relumbrón y la mentira, y no tienen ideas claras de cómo manejar un club con raigambre popular. Si la E.E.E. Inc. donara 1 % del depósito que damos los usuarios por arrendar medidores de consumo de energía eléctrica, Emelec, quizá, podría ser la mejor institución del mundo.

Emilio Ruiz Ortiz