Cristo y la salvación

Tampoco se limitará a bendecir mesas repletas de golosinas sino hará despliegue de caridad compartiendo su pan de fe y su vino de esperanza con los opositores que se juegan la vida luchando contra las tiranías...

Cristo es perdón, pero un perdón condicionado al arrepentimiento, la reparación y la voluntad de enmienda. Su perdón jamás estará en conflicto con la justicia. Y con esta afirmación quizás me expongo a ser cuestionado por alguno que otro doctor en teología. Pero en esta etapa de mi peregrinaje terrestre son pocas las cosas que me quitan el sueño. En cuanto a su predilección por los presos, los enfermos y los desamparados no tengo la menor duda de que en estas festividades que se avecinan, y acorde con su conducta desde que murió en la cruz para traernos la buena nueva, Cristo no estará con los Castro, los Maduro o los Ortega, como no estuvo con los Herodes, los Nerón o los Calígula. Por el contrario, hará sentir su presencia salvadora y sanadora en hospitales y cárceles como una vez lo hizo entre los mártires del Circo Romano. Tampoco se limitará a bendecir mesas repletas de golosinas sino hará despliegue de caridad compartiendo su pan de fe y su vino de esperanza con los opositores que se juegan la vida luchando contra las tiranías, con los héroes que han caído en esa lucha y con los presos confinados a las celdas inmundas donde, a la manera de aquellos mártires del Circo Romano, un grupo de iluminados son depositarios de la dignidad de las patrias de Martí y Bolívar.

Alfredo Cepero