La casa de mi Padre no es para negocios

Para los escribas, Jesús dejó escapar esta expresión de cólera al verla convertida en centro de abastos. ¿Cuantos siglos han transcurrido y sin embargo, la suerte de casi todas las iglesias del mundo sigue igual o peor? Hoy seguimos contribuyendo con el diezmo que data del siglo XVIII, y se nos exige cuando nos venden libros y rifas, dinero que muchas veces no sabemos a dónde va. En aquellos tiempos el diezmo estaba controlado como tributo, carga, impuesto, contribución y no solo era obligación para el que lo daba (el pueblo judío), sino para quienes debían recibirlo y administrarlo. Su uso principal era para ayudar sin distingo a mujeres viudas y niños pobres huérfanos. ¿Desde cuándo nuestro pueblo creyente entrega ese diezmo impuesto por la Iglesia y cuales han sido los resultados? El pueblo católico desea saber cuántas madres pobres, ancianos mayores, mendigos y menores harapientos que duermen en portales de las ciudades más pobladas del país reciben parte de esa ayuda humanitaria? El amor a Dios no solo se lo predica, debemos hacerlo realidad con los que menos tienen, con los que quedaron sin techo tras el terremoto del 16/04/2016. Los creyentes siempre estamos buscando una voz que reivindique a las iglesias, en cuyas puertas se siguen traficando objetos religiosos.

José Emilio Ruiz Ortiz