‘Cartonocracia y jerarquiología’

Así es como funcionan las jerarquías sociales en nuestro mundo.

Un viejo compañero definía como ‘cartonocracia’ a la costumbre ideada por quienes habían asumido ciertos cargos de dirección en distintos ámbitos, exceptuando el campo de lo privada. Para concursar se reconocían seminarios, conferencias, viajes, simposios, congresos de una fila de eventos con rimbombantes nombres, que hacían creer que sus acartonados portadores realmente merecían, por lo menos, una nominación al premio Nobel que otorga la academia sueca.

La misma vaina fue transportada a los cargos políticos, en que los triunfadores obtenían nombramientos de larga data y, sobre todo, licencia para ‘pellizcar’ presupuestos estatales y compartir la mordida por el favor recibido.

José Ortega y Gasset a principios del siglo XX expuso un aforismo que rezaba: “Todos los empleados públicos deberían descender de grado al inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes…”. Parece que le asistía mucha razón si nos detenemos a mirar la realidad política que vive el país.

Posteriormente, Laurence J. Peter (1919-1990), pedagogo y escritor canadiense, estableció un principio en administración en el que afirma que a las personas que realizan bien su trabajo se las promueve a puestos de mayor responsabilidad, pero ahí empiezan a fracasar hasta llegar a un nivel de incompetencia.

En ocasiones ocurre que quien ha llegado a escalar desde un insignificante puestico para el cual sí era eficiente -por razones de carácter psicológico y social- se autoencumbra, tratando de ocultar su nulidad con actitudes prepotentes, dadivosas, enmarcadas en creciente falso halago o supuesta adhesión solidaria. Recién entonces sale a relucir lo que tienen en el fondo de su ser.

Estimado lector: con seguridad usted está cerca o ha conocido alguna persona con estos rasgos. Cuídese, son muy ponzoñosa. Así es como funcionan las jerarquías sociales en nuestro mundo.

Ricardo López González