Cartas de lectores | Resilientes y victoriosos ante lo caótico

Las calles comenzaron a ser un infierno, la desesperación viviente

Todo comenzó en una tarde aparentemente tranquila: los estudiantes llegan del colegio, los adultos de sus trabajos; todos sentados alrededor de la mesa almorzando. En cuanto cambian el canal 2, Ecuavisa, al canal 10, TC, toda la pesadilla ecuatoriana habría comenzado. Estoy seguro de que todos nos quedamos sudando frío, helados, anonadados en cuanto vimos aquel acto de terrorismos en un canal, en vivo. Estas personas, si es que así se les puede llamar, entraron amenazante y violentamente a este espacio televisivo en que padres, madres, hermanos, tíos, hijos e hijas hacían su trabajo. Todo parecía tan surrealista, ver los maltratos, las amenazas, que no eran simplemente palabras o gritos violentos… Eran explosivos en los bolsillos de aquellos presentadores que rogaban obligadamente la ausencia de la Policía; minutos después aquel pedido no se cumplió. La Policía llegó y ahí se armó lo más traumático: el cruce de balas por parte de ambos lados. En el momento en que todo esto termina, Ecuador se da un respiro, un alivio, un suspiro de esperanza que desgraciadamente llegaría más rápido a su fin de lo que nos hubiera gustado… Eso fue un simple abrebocas, un ‘snack’ en comparación de lo que nadie se imaginaba que vendría. Comenzaron a llegarnos noticias de que estaban saqueando en todo el país de los cuatro mundos. Esta plaga terrorista y asesina se habría encargado de robarnos la tranquilidad, ya que estaban atormentando a estudiantes en colegios, universidades, a trabajadores laborando, a personas humildes y guerreras tratando de salir adelante con sus pequeños negocios. Las calles comenzaron a ser un infierno, la desesperación viviente. Todos los carros trataban ciegamente de irse en contravía, se cruzaban las banquetas para salvaguardar sus vidas; esto debido a que todos estos antisociales comenzaron a disparar en las calles. No les costó nada bajarse de su FORD 4X4- 2024 y entre cinco ‘personas’ comenzar a abatir todo lo estuviera a su paso, como completos desequilibrados mentales. Después de este terremoto de intranquilidad las autoridades comenzaron a pronunciarse en distintos medios. Como era de esperarse y nada nuevo ni sorpresivo para el pueblo, el presidente Noboa, decretó al país en estado de excepción; el ministro de educación, declaró seguir con el plan de enseñanza, es decir la vuelta a la virtualidad para garantizar la continuidad de los derechos de aprendizaje.

Jaime Patricio Fierro Aguilar