Cartas de lectores | Nuestros desastres naturales
Al actuar con tal irresponsabilidad, solo queda esperar a que ocurra un evento similar
Nuestro país a lo largo de su existencia ha estado sometido a desastres naturales relacionados con el agua, con sismos, deslizamientos y erupciones volcánicas, etc., a los que se suman sucesos antrópicos, resultado del desconocimiento o irresponsabilidad de quienes los ocasionan. Los medios de comunicación dan a conocer los problemas que nos aquejan, sin embargo, son tan repetitivos que parecen ser parte de nuestro ‘modus vivendi’. Cuando hay una inundación, falla una alcantarilla, se destruye un puente, etc., enseguida los administradores de turno del sector afectado aducen que lo ocurrido se debe a un evento de lluvia nunca antes visto y priorizan la rápida reconstrucción de la obra fallida sin mediar, en la mayoría de casos, un estudio responsable que permita evaluar las verdaderas razones de la falla y tomar los correctivos que se requiere. Al actuar con tal irresponsabilidad, solo queda esperar a que ocurra un evento similar, y así sucesivamente seguirá el cuento del gallo pelón. Las afectaciones relacionadas a desastres naturales están documentadas en relación con pérdidas económicas, población afectada, evaluación de daños, etc., que en cierta forma han servido para generar mapas de vulnerabilidad y riesgos naturales y antrópicos, los cuales reposan en los gobiernos regionales y seccionales. Con base en ello se han generado planes de contingencia o de respuesta que permitan, sobre todo a los GAD con mayores recursos, responder adecuadamente a una emergencia, con ayuda de FF.AA., Policía Nacional, entre otros. Al margen de ello, es necesario difundir cuáles son las áreas de mayor vulnerabilidad junto a un proceso de socialización y educación de la población. La clave para minimizar los desastres está en contar con un plan de prevención de desastres naturales y antrópicos a nivel nacional, el cual no existe, y de existir, nadie lo cumple ni se difunde; un plan que minimice riesgos y disminuya la vulnerabilidad con obras de prevención que privilegien los aspectos técnicos, cualquiera que sea la magnitud de las obras a realizar. Las tareas de prevención constituyen la parte fundamental de un plan como el mencionado, en cuyo ámbito se requieren grandes inversiones con sustento técnico, económico-financiero y ambiental que enrumben al país hacia el desarrollo sostenible y sustentable, para que noticias como las de Coca Codo Sinclair, carreteras colapsadas, puentes destruidos, etc., no sean la rutina sino la excepción.
Jacinto Rivero Solórzano