Los caminos del hombre y los caminos de Dios

La oración nos tiene conectados con Dios; solo así sentiremos paz y contentamiento

Agradezcamos el tiempo que Dios nos da para que vivamos según su voluntad. Esto lo logramos cuando oramos con fe, humildad, perseverancia y constancia. La oración nos tiene conectados con Dios; solo así sentiremos paz y contentamiento. Si decimos no tengo tiempo para orar es como si le dijéramos: no quiero hablar contigo. Si voy a misa el domingo sin buena voluntad es como si no le agradeciéramos que nuestro corazón latiera toda la noche del sábado. El arrogante o egoísta no quiere entender a Dios ni cree que bajó del cielo (Jesús). Él siempre está con nosotros. Nos dice: No mires lo grande de tu problema, mira lo grande que soy Yo. Nos enfrentamos como enemigos que no dejan mejorar al mundo y cada vez irá peor. Sin la guía del Espíritu Santo no podremos vivir en santidad. Cristiano de verdad es el que sabe lo que cree, porque lo cree y porque sabe defender lo que cree. Eso es tener fe (ver lo invisible, creer lo increíble y lograr lo imposible). Los que triunfan en la vida hacen a un lado lo que no es de Dios. Debemos hacer las cosas por amor a Él. Que el Espíritu Santo ocupe el lugar que merece en nuestro horario cotidiano para que nuestro estilo de vida atraiga a otros a hacer lo mismo. Dios es gobernador soberano de todo y todos; quiere que seamos personas de oración y nos marca una vida diferente que los demás admiran. La persona es responsable por su propia determinación moral. Dios solo pone dos caminos: el ancho, por donde van todos, y el estrecho, que conduce a la salvación, la puerta de los valientes que le obedecen. Dios no puede forzar a nadie a que lo ame, quiere que nadie vaya al infierno y nos somete a reglas morales. Una vida buena sigue la voluntad de Dios y nos puede llevar al cielo. 

Martha Reclat de Ortiz